Desperté y ya no estaba allí
Cuando desperté, el mequetrefe todavía estaba allí… Inicio parodiando el tan citado cuento de Monterroso que por desgracia se cumple en toda su horrorosa realidad en cada despertar siendo un mequetrefe y no un dinosaurio, lo que sería menos grave un animal prehistórico y no el animal este que degrada el hecho de ser animal así sea uno con apariencia humana. Cómo me maravillaría si amaneciese y ya no estuviese ahí, se hubiese desvanecido, se lo tragase la tierra en una noche cualquiera que, para bien mío, suyo, de mis compatriotas, del mundo entero tamaña lacra ya no existiese, aunque fuera porque nunca debió de existir o, por lo menos, no de la manera infame en que ese mismo mundo, esta sociedad de timoratos y ovejunos que hoy lamenta su existencia, le otorgó, inexplicablemente, tanto poder lo que lo hizo transmutar en una forma monstruosa que solo por el poder y nada más que por el poder lo hace creer una especie de dios o demonio que define lo que es lo real y lo que no lo es. Y así ocurre acá como en otros países que se rigen por unas reglas democráticas que rayan lo absurdo, o sino cómo explicar que un tipo cualquiera por llevar de buena o mala manera, con trampa o sin trampa, como les venga en gana en ese juego sucio de la política, una........
© Kienyke
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