Las guerras terminarán cuando los hombres se nieguen a luchar
Albert Einstein

Aunque en realidad el ardor guerrero que resurge en la actualidad tiene largo aliento intelectual. La simbiosis entre poder y violencia no es patrimonio de ninguna ideología en concreto, más bien forma parte constitutiva de todas las tendencias políticas con vocación de dominación por encima de los tiempos y los sistemas. Esa propuesta aberrante confundió a las mejores cabezas. Nicolás Maquiavelo, en coherencia con su afirmación de que el fin justifica los medio y de que la política no tiene relación con la moral, sentenció: . Thomas Hobbes justificó su teoría del Leviatán porque sin la fuerza del Estado . Carlos Marx consideraba que . Mussolini hizo su tesis doctoral sobre la obra Maquiavelo. Hitler, vegetariano confeso, titulo su biblia Mi lucha. Max Weber definió al Estado como . >, fue la respuesta que lanzó Stalin al pedirle que bajara la tensión con el Vaticano. Y Mao Zedong tenía claro que .

Una caníbal que la ósmosis cultural de la pirámide social convierte en obediencia debida al transitar del olimpo de los estadistas a la gente corriente en la práctica diaria de sus usos y costumbres. Un troquel de servidumbre voluntaria que disciplina a los ciudadanos en el ordeno y mando, y en la rivalidad como axioma de promoción educativa y profesional. Panóptico que, al verse reproducido cotidianamente en series televisivas, películas, videojuegos y demás medios de alienación de masas, militariza y ahorma la mentalidad para toda clase de sacrificios en el altar del Estado. Kropotkin demostró en El apoyo mutuo que el Darwin de El origen de las especies no había dicho ex cátedra que la adaptación al medio se hiciera exclusivamente por la competitividad, sino que junto a ella el mundo natural también avanzaba a través del instinto de solidaridad. Pero esta vía sigue en barbecho dado que resulta incompatible con el modelo utilitarista de dominación y explotación político-económico establecido. A esta anomalía no solo se debe haber normalizado el estado de guerra permanente (si vis pacem, para bellum: si quieres la paz prepara la guerra) en que viven los pueblos, sino también esa otra violencia estructural que permite que (Luigi Ferrajoli, Razones jurídicas del pacifismo, pág. 144).

Hoy de nuevo el mundo se encuentre al borde del abismo de otra gran masacre, que, de estallar, y dado la capacidad destructiva de las armas en poder de las grandes potencias, puede dejar en una anécdota los 50 millones de víctimas provocadas en la Segunda Guerra Mundial. El conflicto bélico desatado hace ahora casi dos años al invadir Rusia a Ucrania en lo que Putin denominó una para , y la brutal agresión de Israel sobre la franja de Gaza en lo que Netanyahu calificó como una intervención defensiva contra los terroristas de Hamas, puede derivar en un conflicto generalizado a las puertas de Europa y del Mediterráneo. Las guerras que son utilizadas por Estados pantalla para debilitar a sus competidores, se saben cómo comienzan, pero nadie puede aventurar cómo pueden acabar, porque el botón del pánico lo tienen otros, off shore. Maxime cuando los interlocutores en la sombra compiten geoestratégicamente por la hegemonía global.

Incluso si el proceso de desgaste de los bloques contendientes les obligara a buscar un punto de fuga que evitara la colisión definitiva, las consecuencias ya habrían sido irreparables para las sociedades afectadas, cebando una regresión humanitaria de amplio espectro. Porque la implica una involución democrática, la imposición de la fuerza sobre el derecho, la fanatización de las conciencias y la usurpación de los recursos sociales. Estigmas que ya se están haciendo presentes en unas sociedades por los demás redundantemente castigadas en su autoestima por las pasadas crisis, la financiera de 2008 y la de la pandemia del 2029, que cayeron como una maldición sobre los sectores más vulnerables.

Se producen gestos de involución democrática cuando los Estados toman medidas sobre el conflicto al margen de la ciudadanía, valiéndose de la complicidad de los partidos políticos integrantes del sistema que se dicen sus representantes. Por poner un ejemplo de proximidad, el actual gobierno de coalición de izquierdas sedicientemente progresista decidió sin siquiera someterse al veredicto del parlamento ayudar militarmente a Ucrania con envió de material, cuando España no solo es un miembro destacado de la OTAN, sino que alberga una de las sedes de Escudos Antimisiles de Estados Unidos (ampliada también por decisión unilateral de Pedro Sánchez), lo que redobla el riesgo-país. Lo mismo podría decirse del hecho de no haber cancelado los acuerdos de tráfico de armas con Israel tras el salvaje e indiscriminado asedio a Gaza. Esa doble vara de medir alcanza hasta los medios de comunicación, capaces de clamar públicamente por la distensión en sus titulares mientras por otro lado hacen negocio con la industria de la muerte. El Grupo Prisa, próximo al Ejecutivo PSOE-SUMAR, está controlado por una sociedad de inversión que ostenta una posición accionarial preferente en la empresa Indra, una de las mayores corporaciones armamentistas. Junto a eso hay que hablar del intento de militarización de la población civil, que en Gran Bretaña podría concretarse próximamente con el restablecimiento del servicio militar obligatorio; el desprestigio de las instituciones internacionales creadas para la resolución pacífica de los conflictos, como la ONU, paralizada en esa función esencial debido al veto cruzado de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia); o el atraco a la economía contributiva que supone el incremento galopante del presupuesto militar en lógico detrimento de las partidas destinadas a servicios de la comunidad.

Desgraciadamente Heródoto erraba cuando escribió: .

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Todas las guerras son civiles

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06.03.2024

Las guerras terminarán cuando los hombres se nieguen a luchar
Albert Einstein

Aunque en realidad el ardor guerrero que resurge en la actualidad tiene largo aliento intelectual. La simbiosis entre poder y violencia no es patrimonio de ninguna ideología en concreto, más bien forma parte constitutiva de todas las tendencias políticas con vocación de dominación por encima de los tiempos y los sistemas. Esa propuesta aberrante confundió a las mejores cabezas. Nicolás Maquiavelo, en coherencia con su afirmación de que el fin justifica los medio y de que la política no tiene relación con la moral, sentenció: . Thomas Hobbes justificó su teoría del Leviatán porque sin la fuerza del Estado . Carlos Marx consideraba que . Mussolini hizo su tesis doctoral sobre la obra Maquiavelo. Hitler, vegetariano confeso, titulo su biblia Mi lucha. Max Weber definió al Estado como . >, fue la respuesta que lanzó Stalin al pedirle que bajara la tensión con el Vaticano. Y Mao Zedong tenía claro que .

Una caníbal que la ósmosis cultural de la pirámide social convierte en obediencia debida al transitar del olimpo de los estadistas a la gente corriente en la práctica diaria de sus usos y costumbres. Un troquel de servidumbre voluntaria que disciplina a los ciudadanos en el ordeno y mando, y en la rivalidad como axioma de promoción educativa y profesional. Panóptico que, al verse reproducido cotidianamente en series televisivas, películas, videojuegos y demás medios........

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