Cuidado con las palabras
Dijo Goethe que “la causalidad es el cemento de la naturaleza”. Puede que sea así, pero en cualquier caso las palabras son el cemento de la vida social: las personas nos vinculamos unas con otras y con el mundo a través de las palabras. También en gran medida nos “configuramos” a nosotros mismos, a las demás personas y es el mejor enlace con el mundo.
Podemos referirnos a estos variados hechos con la expresión «poder significador» de las palabras (Ferminand Saussure). Metamorfosis decisiva: ese raro «poder» convierte a una aburrida cadena de sonidos en un lenguaje aclarador, apasionado, insustituible. Notoriamente, este «poder significador» posee diferentes funciones. Con el lenguaje se configuran las experiencias y su capacidad de transmitirlas. En primer lugar, cualquiera que sea el tipo de conversación —desde la charla más chismosa y envenenadora hasta el intercambio científico más severo e imparcial; de la negociación más dura y práctica a la reflexión más desinteresada y contemplativa…— y cualesquiera sean las intenciones que operen, el poder significador tendrá, de modo inevitable, una dimensión personal. Esa dimensión es la co-función que acompaña a todas las otras funciones (configurar experiencias, trasmitirlas…) del lenguaje. Por ejemplo,........
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