De Trotsky a Kissinger y demás monstruos
Hubo un tiempo en el que el judaísmo aportó más que ningún otro grupo social de las izquierdas, bastaría citar el caso Dreyfus que, por cierto, tuvo también una lectura española. Y ello se debió sobre todo a unas circunstancias vitales que los alejaban del general conformismo y estimulaban un escepticismo y un espíritu abierto y crítico que está siempre en la base de la ciencia, del descubrimiento y del saber. Basta citar nombres de todos los campos de la actividad cultural y social, desde la literatura y las artes hasta la ciencia o la política, que todavía hoy nos sorprenden por su carácter visionario o iconoclasta. No hay más que registrar nombres como los de Karl Marx, Lev Trotsky, Rosa Luxemburgo, Frank Kafka, Sigmund Freud, Adorno, Walter Benjamin, Émile Durkheim, Arnold Schönberg sin olvidar a Albert Einstein y un largo etcétera.
Ahora aquella modernidad se ha agotado en su trayectoria ulterior a la II Guerra Mundial, a la crisis general del estalinismo. Todos aquellos intelectuales que asociabamos con el pensamiento crítico, la disidencia, la subversión política o artística, han dejado lugar a otros que identificamos ya con el pensamiento conservador o el poder: de personajes como Raymond Aron, Leo Strauss y sobre todo Henry Kissinger, quizás el mayor monstruo humano de toda la historia. Aunque quedan todavía pensadores que siguen aquella honrosa trayectoria como el lingüista y analista político libertario Noam Chomsky, pero son una minoría frente a los........
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