Tambores perversos y pueblos indefensos
De nuevo suenan tambores cada vez menos lejanos que una vez más nos recuerdan la podredumbre de esta insoportable y falsa civilización clasista y violenta donde impera la violencia de clase, de género, militar, policial y por supuesto económica y judicial. Y nada de este submundo al que impropiamente llamamos civilización, alberga la posibilidad de mejora sin que desaparezcan las conciencias poco evolucionadas y sean las guerras una de las peores consecuencias de esa escasa evolución. No habrá partido político, sindicato ni programa alguno para regenerar el mundo capaz de alterar esta dinámica criminal por buenas que sean las intenciones de sus diseñadores, su grado de verdad y muchos los medios que los divulguen. Mientras exista una mayoría de conciencias dormidas, no hay nada que hacer; nada podrá impedir que este mundo deje de ser como es hoy ni que sea peor mañana.
Una conciencia poco evolucionada carece de compasión. No solo no le importa que otros sean víctimas de una u otra desgracia por grande que sea, lo que indicaría una impresentable falta de empatía con los semejantes, sino lo que es muchísimo peor: alberga en su interior la semilla de la discordia, que cuando fructifica se convierte en odio, conducta violenta o enfrentamiento contra........
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