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Miseria de la teoría, o por qué volver a E.P. Thompson

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02.12.2024

por Álex Rosell

Los aniversarios siempre son momentos bonitos. Y un centenario no sucede todos los días. Pero en política, y hablo de política de liberación, socialista, pienso que lo relevante de los aniversarios no es la efeméride, el recuerdo abstracto de la persona o el fetiche generado alrededor de ella, sino el hecho de que nos sirve de recordatorio para volver o para descubrir sus acciones y sus obras, y el modo en que nos pueden seguir ayudando, inspirando o dando respuestas tantos años después. Cuando esto pasa, cuando un autor o su obra son capaces de seguir dándonos respuestas e interpelándonos después de tanto tiempo, es que nos encontramos ante un clásico.

E.P. Thompson y Miseria de la teoría en concreto es eso: un clásico escrito en 1978, hace casi 50 años, por primera vez publicado en catalán el año del centenario del nacimiento del autor y felizmente traducido por quien escribe estas líneas. Miseria de la Teoría es un libro que hoy, en los Països Catalans, es capaz de hacernos entender mejor ciertos movimientos tectónicos que ha experimentado la Esquerra Independentista —que algunos vivimos de cerca— y que llevaron a una escisión en su organización juvenil (Arran) así como a la separación de diversos núcleos de otras organizaciones del movimiento hacia el Moviment Socialista. Estos movimientos continúan generando debates, aunque los espacios en los que se dieron (al menos por el momento) no se han mostrado tan fructíferos.

Como decía, Miseria de la teoría se publicó en 1978, pero en su edición original lo hizo como una recopilación de ensayos en un libro donde también se incluían los textos Outside the Whale (1960), The Peculiarities of the English (1965) y An Open Letter to Leszek Kołakowski (1973). Todos estos ensayos compartían una característica: la pretensión de E.P. Thompson de ajustar cuentas a través de ellos. Ajustar cuentas con sí mismo, con su pasado y con toda una serie de autores, ajustar cuentas con Marx y con Engels y con la tradición marxista.

Pensado en términos actuales, podríamos decir que Miseria de la teoría un libro bastante «tuitero», divertido en muchos momentos, que parece escrito a vuelapluma[1], y que tira beef sobre todo a Althusser y a Stalin, pero también a Simon Clarke, a Poulantzas, a Balibar, a Foucault, a Hindess y a Hirst, a Laclau, a las precursoras de las feministas socialistas de la teoría de la reproducción social, a Popper… Prácticamente, los únicos autores lejanos a E.P. Thompson que salen bien parados en Miseria de la teoría son el viejo Engels, Gramsci, Bourdieu y Charles Darwin.

Pero, ¿por qué debería informarnos hoy un libro principalmente basado en la crítica a Althusser y a Stalin? La relación entre el Moviment Socialista (MS) y Stalin o el estalinismo es, cuando menos, poco clara, y Althusser no es un autor nuclear en los fundamentos teóricos del MS[2]. Pero Simon Clarke sí lo es, así como podrían ser Lukács[3], u otros autores de influencia hegeliana. Hoy probablemente Miseria de la teoría no nos ayude tanto por su crítica concreta a Althusser (más o menos correcta y justa[4]), a Stalin y al estalinismo, ni por la supuesta equiparación teórica entre estas dos figuras del marxismo[5], sino por la crítica de E.P. Thompson a lo que comparten Althusser y Simon Clarke: que sus sistemas teóricos son un «estructuralismo idealista», un «estructuralismo marxista estático y tautológico» o un sistema «estructural-funcionalista».

Se trata de sistemas teóricos que, en un ejercicio de «teoricismo ahistórico», a partir de «categorías estáticas» (o categorías de estasis) y «proposiciones autoconfirmatorias», acaban en «una perfecta teoría totalizada», de «creaciones idealistas perfectas». En un «sistema de clausura», un «marxismo como clausura», donde «sus conclusiones estaban contenidas en sus premisas». Un «sistema sellado en cuyo interior los conceptos circulan inacabablemente, se reconocen y se interrogan unos a otros; y la intensidad de su repetitiva vida introvertida se confunde con una “ciencia”». Donde «el movimiento solo puede tener lugar dentro del campo cerrado del sistema o estructura; es decir, por complejos y mutuamente interactuantes que sean los desplazamientos de las partes, este movimiento queda encerrado en el interior de los límites y determinaciones globales de la estructura previamente dada».

Lo que comparten Althusser y Simon Clarke, o Althusser y el MS, es su método de análisis, que es, en una conceptualización genial de Antoni Domènech, un «holismo estructural-funcionalista»[6]. Pero, ¿cómo caracteriza E.P. Thompson estos sistemas teóricos de comprensión de la realidad? En sus palabras,

Para profundizar en esta definición de idealismo, César Rendueles, precisamente en un trabajo sobre la polémica entre E.P. Thompson y Louis Althusser, diría que

En nuestro contexto, los idealistas plantearían que la actual formación sociohistórica sería el capitalismo como totalidad, y así deberían entenderse los fenómenos que en él se desarrollan[8]. Debemos comenzar entonces de la totalidad capitalista, y a partir de allí interpretar los conflictos laborales, el machismo y la opresión de género[9], los conflictos nacionales[10], el Estado[11] (y con él la sanidad y la educación públicas), etc. como determinaciones del principio organizador (capitalismo).

La Crítica de la Economía Política (CEP)[12] se avanzaría a la investigación empírica y ejercería su magisterio sobre la ciencia. De esta manera, por ejemplo, para analizar, estudiar y definir nuestra acción política en la sanidad[13] o en la educación públicas[14], deberíamos hacerlo, con la CEP, entendiéndolas partiendo de la totalidad capitalista y, como partes del Estado, definiéndolas por tanto como las partes «públicas» de la educación y de la sanidad capitalistas o burguesas. Para E.P. Thompson,

La importancia de Miseria de la teoría es la importancia de la epistemología en la acción política; en cómo la manera en que entendemos y estudiamos la realidad determina nuestra acción política, organizativa e ideológica. Es una disputa de método. Hoy es necesario recuperar a E.P. Thompson y Miseria de la teoría para discutir el método que tenemos para interpretar el mundo, es decir, para discutir las premisas teóricas sobre cómo creemos que se desarrolla la sociedad capitalista y las opresiones que en ella se dan. Hoy es necesario volver a E.P. Thompson para «romper el círculo idealista».

El viejo Engels y las categorías históricas

En 1895, en una nueva carta, cinco meses antes de su muerte, Engels le escribiría:

En la misma carta, y profundizando en la caracterización asintótica de las categorías históricas, Engels dice, de la ley del valor y de la distribución de la plusvalía por medio de la tasa de beneficio, que

Y cierra hablando de otro concepto histórico, el de una formación social, de la misma naturaleza que el de capitalismo; la realidad histórica del feudalismo también es asintótica a su concepto:

Agarrados en frío estos fragmentos pueden parecer densos o poco inteligibles por lo que respecta al núcleo argumentativo de la polémica, pero representan una gran síntesis en muy poco espacio de dos líneas fundamentales de argumentación del libro. Por una parte, y aunque E.P. Thompson expresa en diversas ocasiones que lo que le interesa es «hacer avanzar la historia y la comprensión de la historia, no la marxología» y que le «ha dejado de interesar» la discusión marxológica —esto es, la discusión acerca de qué quería decir o qué pensaba concretamente Marx—, la verdad es que también en diversas ocasiones entra en la disputa para situar a Marx, Engels y la intención de sus obras de su lado, y no del lado de una parte de la tradición marxista, la idealista. Así, la primera línea de argumentación representada por estas citas es la de la legitimidad marxista de la lectura y el método para interpretar el mundo de E.P. Thompson.

E.P. Thompson recurre a la autoridad de Engels, a la de un Engels muy posterior a la publicación de El capital de Marx, para situar sus posiciones en una línea de gran legitimidad marxista. Por otra parte, estos fragmentos de Engels sirven al mismo tiempo a E.P. Thompson para atacar la línea de flotación de los marxistas que, a partir de la concepción del «capital-ismo» como totalidad[15] de las relaciones sociales, se permiten «clasificar sin necesidad de más estudio todo lo habido y por haber; se engancha esta etiqueta y se cree poder dar el asunto por acabado», empleándola como «una palanca para levantar construcciones a la manera del hegelianismo».

Con la primera de estas citas, E.P. Thompson está haciendo salir al escenario a un Engels que denuncia que «demasiados de los alemanes más jóvenes» proceden de esta manera, deduciendo de una totalidad hegeliana «las nociones políticas, civiles y legales, estéticas, filosóficas, religiosas, etcétera», de tal manera que prácticamente ya no sería necesario revisar los propios fundamentos teóricos, ni estudiar la realidad, ni la historia, solo construir teóricamente a partir de autodenominarse «materialista», y concluir que vivimos en el «capital-ismo».

En las citas de la carta de 1895, Engels vuelve a la discusión metodológica, pero esta vez por lo que hace al estatuto de los conceptos históricos, o de las ciencias sociales. En la primera de las citas, nos habla de la naturaleza asintótica de los conceptos: el capitalismo no corresponde, ni nunca lo hará («no dejaremos que llegue tan lejos!») a su propio concepto. El concepto de capitalismo solo puede acercarse, asintóticamente, al capitalismo real; a la realidad que vivimos, y solo a través del estudio y la discusión empírica con los propios conceptos. Esto nos expondría, entonces, a no poder estudiar la realidad y dar explicaciones a los fenómenos que vivimos a partir de una totalidad capitalista, ya que ésta, de hecho, no existe.

¿Quiere decir esto, pues, que no podemos hablar de capitalismo, que no ha existido nunca? No, ni mucho menos. En la última cita de Engels aquí empleada, reflexiona sobre los conceptos históricos. ¿Acaso podemos decir que el feudalismo no existió por el hecho que solo en Jerusalén, en el reino de un día, es cuando más correspondió el feudalismo al concepto de feudalismo? No. Los conceptos históricos, y capitalismo —como feudalismo— es uno de ellos, nos ayudan a hacer inteligible la historia, a dar coherencia al conjunto de hechos históricos individuales. Aquí yace su valor, y la verdad de su existencia.

En conjunto, pues, estas citas sintetizan (1) la necesidad de estudiar la realidad para conocerla y no dar explicaciones a priori partiendo de totalidades hegelianas explicativas, así como (2) la caracterización del capitalismo como un concepto histórico, que no corresponde plenamente a la realidad a la cual pone nombre, pese a existir; y, por tanto, (3) que no podemos estudiar la realidad que nos rodea a partir de establecer que vivimos en una totalidad capitalista para acto seguido dar una explicación a los fenómenos que suceden en la realidad.

Y E.P. Thompson denunciará que el ejercicio teórico llevado a cabo por Althusser y otros althusserianos, la «práctica teórica», procede de la misma manera cuando, partiendo del «Modo de Producción Capitalista» como totalidad, derivan el Estado capitalista y diferentes Aparatos Represivos del Estado (ARE) o Aparatos Ideológicos del Estado (AIE) («religiosos, éticos, jurídicos, políticos, estéticos, etc.»), de los cuales la educación pública sería el caso paradigmático. Y si bien, como he dicho, Althusser no es ningún autor de referencia para el MS, al proceder teóricamente de la misma manera idealista, acaban cayendo en la utilización de sus conceptos, como por ejemplo, «aparatos ideológicos del estado»[16] y en hablar de la educación pública entendiéndola «como una aparato ideológico y político de la burguesía», como un elemento del «aparato burocrático estatal» de la «clase dominante», como una «herramienta disciplinaria y de reproducción ideológica»[17].

Lógica histórica y dialéctica hegeliana

Pronto entraremos al contenido esencial de estos capítulos, ¿pero de qué trata Miseria de la teoría? ¿Y qué nos explica en los primeros 7 capítulos? Pues bien, todo el libro está atravesado por un núcleo de discusión fundamental para E.P. Thompson: el proceso contra la estructura; y los primeros capítulos de La miseria tienen sobre todo un contenido de discusión epistemológica sobre la disciplina de la historia. En concreto, de discusión y defensa de la historia y las categorías históricas como campo de conocimiento, principalmente contra Althusser y Karl Popper. Para E.P. Thompson, se trata de una defensa de la tarea del historiador y del campo de conocimiento de la historia contra ciertos filósofos y científicos sociales, marxistas y no marxistas, que emplean «categorías estáticas y ahistóricas».

Contra estos, E.P. Thompson defenderá la «lógica histórica», que definirá a partir de una serie de proposiciones. De entrada, (1) que el objeto del conocimiento histórico son hechos o datos empíricos reales, pero solo cognoscibles a través de ciertos procedimientos. (2) Que el conocimiento histórico es provisional e incompleto, selectivo, y «limitado y definido por las preguntas formuladas a los datos empíricos (y los conceptos que informan estas preguntas) y, por lo tanto, solo «verdadero» dentro del campo así definido». (3) Que «los datos empíricos históricos tienen determinadas propiedades», y no otras. Solo algunas preguntas realizadas a los datos empíricos históricos serán adecuadas. Y «mientras que puede proponerse cualquier teoría del proceso histórico, todas las teorías que no están conformes con las determinaciones de los datos empíricos son falsas». Aquí yacería «el tribunal de apelación de la disciplina», de esta manera podríamos confirmar o descartar teorías o conceptos. Así, E.P. Thompson determina que «el conocimiento histórico falso está generalmente sujeto a refutación». De estas proposiciones se seguiría (4) que la relación entre el conocimiento histórico y su objeto «solo puede entenderse como diálogo», y «el instrumento interrogativo y la respuesta son mutuamente determinantes».

Y el autor desarrollará más extensamente las siguientes 4 proposiciones. (5) Que el objeto real y de estudio,........

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