Venezuela, sus elecciones presidenciales y las izquierdas
La Habana, 24/08/05. – Por este ya primer cuarto del siglo XXI, parece olvidada una profecía de Federico Engels: “Llegará el día en que las grandes luchas obreras pasarán de las barricadas a las urnas”.
Así está ocurriendo en América Latina, en que tras el triunfo electoral en Venezuela de Hugo Chávez Frías en 1998, una marejada de izquierdas diversas ha ganado elección tras elección, las ha perdido, y también ha pasado por lo que se ha dado en llamar “golpes de estado institucionales”, como el de que fue víctima Dilma Rouseff en Brasil, o el mismísimo Luis Ignacio Da Silva (Lula), hoy en retorno victorioso.
Por supuesto, es de incautos pensar que la mano de los servicios especiales estadounidenses no se halla tras los intentos de obstaculizar o frustrar el avance de las izquierdas en esa América Latina, a la que desde la Doctrina Monroe la nación del Potomac considera su “patio trasero”; la Historia, más implacable de las maestras, ofrece sobradas evidencias; para nada es descartable que la mano de Washington opere, ahora mismo, en las muy controvertidas elecciones presidenciales venezolanas.
Sin embargo, este periodista nunca olvidará una de las lapidarias sentencias de quien fue su mejor jefe en la Seguridad del Estado cubano, de la cual hoy es un jubilado: “Los servicios especiales sólo trabajan sobre la base de conflictos reales, que estimulan o desestimulan de acuerdo con sus intereses y objetivos”.
Si en vez de mirar tanto la viga en el ojo del gobierno estadounidense, sus “éticamente inaceptables” sanciones económicas contra Venezuela y “la mano de la CIA”, se opta por también echar una mirada a la respectiva viga en el ojo del chavismo devenido madurismo, buena pregunta es por qué, de seguir al Consejo Nacional Electoral de Venezuela, el 48,04% de quienes votaron no lo hicieron por el oficialismo; o sea, una “bicoca” de 5 810 619 venezolanos, sin contar los alrededor de 5 millones de emigrados cuyo derecho a voto la Ley consagra, pero ¿pudieron votar? ¿Cómo es que –según la prensa – sólo pudo hacerlo un mínimo porciento? ¿Qué hubiera pasado si esos migrantes hubieran podido sufragar?
¿Alguien se da cuenta de que atribuir a la CIA el que más de 5 millones 800 mil electores no votaron por Maduro es como otorgar a “La Compañía” una medalla de oro en las Olimpíadas de París 2024?
Guste a quien guste, pese a quien pese, luchar por la libertad, la justicia social y la solidaridad, es un ejercicio estéril si no le acompaña la credibilidad; basta preguntar........
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