Israel se va “superando” a sí mismo… en abyección
A Aaron Bushnell in memoriam
En este último eslabón de decadencia con depredación, moral y material, vértigo de hybris en caída libre,1 como ingresando a los cada vez más atroces círculos del infierno de Dante, tenemos que las fuerzas policiaciomilitares israelíes y la sociedad israelí en general (con excepciones, de enorme valor ético y físico), van degradando su comportamiento: no pudieron afrontar que los despreciados palestinos le arrebataran la vida a centenares de miembros de sus fuerzas militares en un copamiento, muy anunciado y a la vez desatendido por la seguridad israelí.
Como no pueden castigarse a sí mismos por semejante divorcio con la realidad, las fuerzas israelíes empezaron ese mismo fatídico 7 de octubre a disparar mortífera artillería a todos los que se movían, incluyendo así hasta israelíes cautivos a causa del copamiento. En ese primer momento validaron esta matanza, Doctrina Aníbal mediante.
Pero la bajada a los abismos ha continuado. Como suele acontecer cuando uno domina la bajada al abismo, se la concede al otro.
Con bombardeos a edificios de viviendas colectivas, a lo largo de calles enteras, con preaviso (generalmente corto, escaso) o sin preaviso, cumpliendo más descaradamente el fin perseguido; la destrucción y el borramiento de ciudades palestinas y sus habitantes de la (codiciada) Franja de Gaza: con el lenguaje que hemos establecido al fin de la IIGM, genocidio.
La destrucción de edificios mediante bombardeos implica enterrar vivos a sus moradores si no tuvieron tiempo, no pudieron o no quisieron salir (se estima que a hoy, con 5 meses bajo artillería casi continua, buena parte de los hasta ahora 7000 desaparecidos son palestinos enterrados vivos. Que tienen que haber sufrido inenarrables agonías.
Acaban de ”desenterrar”, primero de marzo, un niño palestino, ojos grandes, cero sonrisa, tras 9 días enterrado vivo bajo los escombros de uno de los tantos bombardeos; sin comer ni beber durante esa atroz espera, agónica. Quienes hacen esa extraordinaria tarea de rescatar –vivos o muertos− de entre los escombros, se valieron de un carro tirado por un burro para llevarlo a un hospital.
¿Se acuerdan de la profecía que con insolencia militares israelíes proclamaban, de llevar a los palestinos a “la edad de piedra”? Ahmed es uno de los que fue llevado a la edad de piedra. Y volvió de allí. Tan inolvidable será con su voluntad de vida como Aaron Bushnell, el valiente y solidario soldado estadounidense que con todo su cuerpo se negó a hacer este genocidio.
Las cifras oficiales hablan de unos 30 mil muertos, varones, mujeres, infantes, bebes, en 5 meses. Grosso modo, unos doscientos palestinos asesinados cada día. Pero si contamos a los desaparecidos, la cuota del genocidio se ubica alrededor de los 250 diarios. Como los señores aviadores y otros artilleros descansan, no “trabajan” permanentemente, si estimamos que han “hecho su tarea”, la mitad de estos días, tenemos entonces una cosecha........
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