Como era de esperar, no ha pasado mucho tiempo para que la maquinaria mediática con tintes que presuntamente se pueden catalogar como xenófobos y racistas arremetiera contra quienes apoyan a los inmigrantes, instituciones, personas y movimientos sociales.

La historia pone de manifiesto que es recurrente el odio que acumulan ciertos individuos y grupos sociales al ver cómo sus espacios, sus ideas, su poder cultural y formas de vida se ven alteradas por la llegada de personas resultante de los efectos provocados por las guerras, desastres y sufrimientos que genera el mundo capitalista e imperialista al que tanto adoran y veneran.

Estos personajes, uniformados y enlatados del más rancio y anacrónico nacionalismo, no pueden soportar las movilizaciones que realizan los inmigrantes y quienes les apoyan contra el pacto europeo que quiere eliminar el derecho de asilo y otros derechos humanos básicos.

Esta gente no tolera que las luchas populares arruinen sus juicios morales, y menos aún, cuando en ellas se grita con pasión y convencimiento “No al Fascismo”, “No al Racismo”, “Nativa o Extranjera la misma Clase Obrera”, “Derecho de Asilo”, etc. La reacción pública que experimentan nos hace pensar, presuntamente, que pudiera deberse a que se sienten identificados y señalados con lo que se condena, y enrabietados al comprobar como estos........

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