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Colombia: Territorio, desarrollo y paz en la Cuenca del Rio Micay

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15.10.2024

El gobierno de presidente Gustavo Petro ha ordenado el día sábado 12 de octubre del 2024 una operación militar (Perseo) en el Corregimiento del Plateado, municipio de Argelia, en el departamento del Cauca, para afianzar la presencia del Estado y de las instituciones publica en este punto clave del actual conflicto social y armado para avanzar en su estrategia de Paz total que incluye un componente de transformación estructural del territorio para superar las condiciones de exclusión, abandono y pobreza que afecta una población cercana a los 100 mil habitantes. Este documento es un aporte a lo que seria un Programa de transformación del Cañón del Micay mirada desde diversos ángulos sociales como la democratización política, las reformas sociales, los proyectos económicos, el cuidado de los recursos naturales, la justicia y la identidad cultural de los habitantes de esta importante region de Colombia.

Introducción

El presente ensayo tiene como objetivo realizar un acercamiento a la realidad del territorio que conforma la Cuenca del río Micay, ubicado al suroccidente del departamento del Cauca (Colombia) y, visualizar hacia el futuro inmediato la construcción colectiva, comunitaria e institucional de un “Plan de Vida” que permita enfrentar y resolver los principales problemas sociales y ambientales que se han acumulado en esa región a lo largo de su devenir histórico.

Para hacerlo tendremos en cuenta algunos referentes teóricos sobre la forma como se ha poblado y ocupado el territorio en Colombia y algunos conceptos sobre los procesos de colonización que se han presentado en este país, incluyendo las particularidades de la expansión de la frontera agrícola ocurrida en las últimas décadas, que ha estado marcada por el conflicto armado y la proliferación de cultivos de uso ilícito en selvas y bosques tropicales.

Así mismo, se asumen los principales avances socio-políticos y culturales que han construido las diversas expresiones organizativas de las comunidades rurales y agrarias, tanto de campesinos mestizos, afros e indígenas como de colonos, pequeños y medianos productores y trabajadores del campo (recolectores de hoja de coca, entre ellos), que se manifestaron con fuerza y nuevas calidades a partir de los paros agrario y cafetero de 2013.

También, se contemplan los fundamentos del Plan Nacional de Desarrollo 2023-2026 “Colombia, potencia mundial de la vida”, especialmente, aquellos aspectos que reconocen la importancia de las comunidades rurales, los recursos naturales y su relación integral con la naturaleza; que promueven la relación armónica entre los sectores públicos y privados, sociales y populares, y los grupos étnicos; y se plantea el ordenamiento del territorio alrededor del agua (Gobierno, 2023).

Además, se asumen aspectos de la política de paz del actual gobierno, específicamente lo concerniente con la política de sustitución de las economías ilícitas por economías lícitas con base en la reconstrucción de la confianza entre las comunidades cocaleras y el Estado, y la participación plena y creativa de la población y organizaciones sociales que habitan y luchan por construir vida digna en territorios que han sido impactados por dicha problemática.

Desarrollo

La hipótesis que se plantea en este ensayo sobre la actual situación y problemáticas de la Cuenca del río Micay, que hace parte de los diálogos y negociaciones que recientemente se iniciaron entre el gobierno y las llamadas “disidencias de las Farc” (grupo armado autodenominado “Estado Mayor Central” EMC, que tiene fuerte presencia en dicho territorio), consiste en que el proceso de colonización y poblamiento de dicha región que ocurre desde los años 70s del siglo XX, que ha girado alrededor de la economía del narcotráfico y de la minería ilegal, hace parte de un ciclo de la expansión de la frontera agrícola que cuenta con unas características y particularidades que lo hacen diferente de los anteriores ciclos que han ocurrido en Colombia en el último siglo y medio, desde la segunda mitad del siglo XIX.

Los ciclos anteriores de expansión de la frontera agrícola fueron resultado de colonizaciones protagonizadas por campesinos pobres sin tierra y colonos, en donde no existían las condiciones económicas y sociales para que un sector de la población comprometida con ese proceso de colonización del territorio lograra “capitalizar” recursos monetarios para invertir en la misma región, y aún, “exportar” capitales hacia otras regiones del país y del extranjero. La dinámica de la economía del narcotráfico, por la naturaleza del negocio y el monto de los recursos que mueve y activa, genera fenómenos nuevos con respecto a los procesos anteriores que se limitaban a expandir lentamente las “economías campesinas”, que por su precariedad estructural terminaban –en el mayor de los casos– siendo desplazadas por grandes terratenientes que empujaban nuevamente a campesinos y colonos hacia un nuevo ciclo de expansión de la frontera agrícola.

Antes de avanzar sobre dicha hipótesis y el marco teórico que aborda los conceptos de espacio, territorio, región, colonización y expansión de la frontera agrícola, aplicándolos a la forma como han estado en permanente disputa las tierras fértiles y estratégicas no sólo de Colombia sino de América y del mundo entero, y cómo se desarrolla la lucha por el control de la población y la apropiación de los recursos naturales a lo largo de nuestra historia, se presentan en forma sintética algunas cifras y datos sobre la Cuenca del río Micay, a fin de visualizar dicho territorio en cuanto a su actualidad y algunos antecedentes.

La Cuenca del Río Micay está localizada en la vertiente occidental de la cordillera occidental en el departamento del Cauca, y va desde los 3.000 msnm hasta el nivel del mar. Ocupa un territorio de 4.200 km² de los municipios de Argelia, El Tambo y López de Micay. Se diferencian dos tipos de morfología: la cordillera occidental y la Llanura pacífica (De la Espriella, Galvis, Pinto, & Fandiño, 1990).

Uno es el Cañón del Río Micay y otra es toda la Cuenca. El “cañón” es una zona dentro del municipio de Argelia y la parte más occidental de El Tambo. Allí, el Río Argelia, que es el mismo Micay, se mueve entre las montañas de la Cordillera Occidental y la Serranía de Timbiquí, se encañona y más adelante, más abajo de San Juan de Mechengue, se va abriendo hacia la Costa Pacífica, recogiendo aguas de otros ríos engrosando su caudal.

La Cuenca del Río Micay recoge los territorios atravesados por fuentes de agua (quebradas y ríos) que alimentan ese gran río. Los principales ríos son: Puente Tierra, Mecaje, Tope, San Joaquín, Huisitó, Chuare, Guáitara, El Plateado, Siguí, Jolí, Gualalá y otros.

Ese territorio limita al sur con Iscuandé (Nariño) y los municipios de Balboa y Guapi, al occidente con el municipio de Timbiquí, al norte con la cuenca del río Naya (que hace parte del municipio de López de Micay), y al oriente con la vertiente oriental del municipio de El Tambo, y los municipios de Cajibío y Morales (Ver mapa).

Mapa 1. Cuenca del Río Micay

Fuente: Boletín de la Sociedad Geográfica de Colombia, 1990

La población que habita en esta región es de aproximadamente 48.000 personas. 27.000 en Argelia (Concejo Municipal de Argelia, 2020), 8.000 de El Tambo (Concejo Municipal de El Tambo, 2020) y 9.000 de López de Micay (Concejo Municipal de López de Micay, 2020).

De ellos, el 90% viven en zonas rurales y el 10% en centros urbanos como Argelia, Sinaí, El Mango y El Plateado en Argelia; Huisitó en El Tambo, y López de Micay y una serie de pequeños poblados ubicados a lo largo del río y en las islas que se forman en el delta del río muy cercanos al océano pacífico.

La mayoría de la población ubicada en los territorios de Argelia y El Tambo son campesinos y colonos de origen mestizo, provenientes de otros municipios del Cauca y del suroccidente colombiano, y algunos herederos de una migración antioqueña realizada en 1947 (Montes Vásquez, 2017). La mayoría de la población de López de Micay es afrodescendiente (comunidades negras). Existen 5 resguardos indígenas (cuatro Epera Siapidara y uno Emberá) y 5 consejos comunitarios (Consejo Noruego para los Refugiados NRC, 2017).

Históricamente la cuenca del río Micay estuvo muy poco poblada. Sólo se encontraban gentes en las partes bajas de la cuenca, en donde se ubicaron desde el siglo XVIII núcleos muy dispersos de comunidades negras, llevados por herederos españoles a explotar oro de aluvión, muchos de los cuales se convirtieron en “negros cimarrones” que escaparon de la esclavitud (Hoffmann, 1999). Hasta antes del impacto de la colonización que coincide con el auge de los cultivos de coca, esa población afrodescendiente contaba con sistemas de subsistencia basados en la pesca, recolección de productos, pequeña minería ancestral y agricultura de pan coger, y mantenían relaciones comerciales ocasionales con Buenaventura y Tumaco.

En el área que actualmente está habitada por campesinos y colonos “cocaleros”, o sea, en la parte alta de la cuenca o región de cordillera occidental, en 1947 llegó la primera migración “paisa” traída a la región por Víctor Mosquera Chaux, quien luego se convertiría en un gran gamonal político, representante de la aristocracia payanesa y de los grandes terratenientes caucanos y vallecaucanos. Dicha población migrante se localizó en Huisitó y alrededores (Playa Rica, Costa Nueva, otras veredas) y hasta alrededor de 1970 trataron de implantar una economía “cafetera” que no prosperó por diversas causas económicas, sociales y ambientales (Montes Vásquez, 2017).

Así mismo, la población de Argelia era proveniente de municipios como Rosas, Bolívar Balboa, del departamento del Cauca, que arribaron a la región desde principios del siglo XX “se asientan colonos en busca de la cera de laurel” (Prieto Jaramillo, 2023). Después de 1970 cuando es llevada la marihuana a la región y años después, cuando se importa la coca para ser sembrada y transformada en clorhidrato de cocaína, se inicia el proceso de colonización del territorio, y surge, paralelamente, la aparición de los grupos armados, especialmente las Farc-Ep (Montes Vásquez, 2017).

A partir de ese momento y en diferentes oleadas expansivas dentro de la dinámica nacional de esa economía ilícita y de los mercados internacionales, se suceden en el tiempo múltiples migraciones de gentes provenientes de Nariño, Putumayo, Caquetá y otros municipios del Cauca (Rosas, La Sierra, Bolívar, Mercaderes, Balboa), que acudían para sembrar coca, comerciar insumos, prestar servicios de varias clases y recolectar la coca (“raspachines”).

Vale la pena citar en este aparte el trabajo de investigación realizado sobre el corregimiento de El Plateado (Argelia) por Denis Antonio Arboleda Suárez denominado “Economía de la coca y violencia: realidades desde el corregimiento de El Plateado, municipio de Argelia, Cauca (Colombia)”, para tener una idea de lo que ocurrió en la región:

En su historia se reconoce que desde su fundación hacia la década de 1950 en el corregimiento aún no existían los cultivos de coca con fines ilícitos, al contrario, en principio el sustento de sus habitantes se basó en los denominados cultivos de pancoger como maíz, yuca, plátano, chontaduro, arroz, entre otros, como también la cría de ganado porcino y bovino sin ningún tipo de tecnificación. Del mismo modo, la planta de coca no era desconocida para los primeros habitantes que colonizaron estos territorios, existen evidencias desde las narraciones de sus habitantes que dan cuenta que durante los primeros años esta planta cumplía funciones eminentemente culturales a través de su uso tradicional como mambe, práctica que nace de masticar “la combinación de la hoja de coca tostada y pulverizada y de la ceniza de yarumo. Esta última tiene como función liberar el alcaloide de la planta para dejar al descubierto sus propiedades. Una vez obtenido se combina con una pasta de tabaco denominada ambil’’ (Rodríguez, 2010, párr. 2).

Ya en la década del 70 los cultivos de coca adquieren un interés ilícito por sus importantes ganancias económicas, siendo el sur de Colombia, principalmente el departamento del Caquetá en donde se iniciaron las plantaciones de coca con fines de extracción de alcaloides (Cano, 2002 citado por Castaño, Bernal, Marín y Ramírez, 2003). Para el caso específico del departamento del Cauca, la caída de los precios del café tras la ruptura del pacto de cuotas en la década del 80, generó condiciones para el surgimiento de una vasta suma de mano de obra desempleada que tuvo que regresar a sus lugares de origen (Arboleda Suárez, 2017)

De igual forma, en diferentes momentos llegaron a la región empresas de mineros de oro (legales e ilegales) para explotar los ríos ricos en ese mineral, generando problemas de tipo ambiental cuando empezaron a utilizar gran maquinaria para remover el material (Municipio de López de Micay, 2014).

Actualmente todavía existen procesos productivos ancestrales (muy debilitados, más que todo entre comunidades indígenas y afros), economías campesinas que subsisten en medio de la producción de coca y de la minería ilegal, y la presencia de servicios complementarios que proveen de insumos o comercializan la producción lícita e ilícita que existe en la región.

Los procesos productivos o economías ancestrales desde hace más o menos 40 años se vieron totalmente impactados por los fenómenos creados por la presencia de las economías ilegales (narcotráfico y minería ilegal) y por la llegada de grupos armados ilegales.

Esa situación produjo fuertes repercusiones económicas, sociales y culturales consistentes en encarecimiento a todo nivel de las condiciones de vida, especialmente los alimentos y otros servicios, la presión sobre las mujeres jóvenes empujadas a la prostitución y la expulsión de personas que se resistían a los poderes impuestos, y nuevas costumbres frente a elementos extraños traídos tanto por colonos como por los integrantes de los grupos armados.

Los núcleos de colonos iniciales ubicados en Huisitó y La Paloma (El Tambo) y en lugares como El Mango, Sinaí y El Plateado (Argelia) a partir de los años 70 y 80 del siglo XX se expandieron hacia todo el piedemonte occidental de la cordillera occidental, como consecuencia de la ofensiva del Estado contra los cultivos “agro-industriales” de coca en departamentos como Caquetá, Putumayo, Meta y Guaviare o en otras regiones del Cauca como el Macizo Colombiano (municipios de Almaguer, Bolívar, Mercaderes y otros).

A partir de esos momentos esta región se convirtió en uno de los más importantes centros de producción de clorhidrato de cocaína, que luego se expandió hacia la costa pacífica nariñense, aprovechando los numerosos y grandes ríos (Patía, Micay, Iscuandé, etc.) para sacar la droga hacia mercados internacionales (México, Centroamérica y los EE.UU.) a través del océano pacífico.

En esa dinámica se establecieron en la región dos grandes frentes de las Farc-Ep (8°y 30) durante los años 90s y primeras décadas del siglo XXI, y luego de la desmovilización de esa guerrilla (2016) la región fue disputada por todo tipo de grupos armados (“rastrojos”, Eln, Epl, otros), hasta la actualidad cuando después de 3 años de fuertes enfrentamientos la fuerza hegemónica es el Frente “Carlos Patiño” del autodenominado “Estado Mayor Central” de las FARC-Ep (Prieto Jaramillo, 2023).

Aspectos generales de la disputa territorial

Desde los albores y el surgimiento de la especie humana apareció el conflicto por el control y el aprovechamiento del territorio. La extinción de los neandertales y del homo floresiensis en gran medida fue resultado de la expansión territorial del homo sapiens en los territorios que habitaban esas especies del género Homo (Harari, 2019). Posteriormente, la disputa enfrentó a grupos humanos diferentes y diversos. Tal situación se agudizó después de la revolución neolítica, cuando la humanidad inventó la........

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