Los riesgos para el país se acrecientan
Las perspectivas económicas para Bolivia en este 2025, que recuerda los 200 años de su fundación como República, son poco halagadoras, no solamente por la pesada carga de conflictos irresueltos que hereda de la pasada gestión, sino porque las condiciones políticas y sociales son muy delicadas debido a las elecciones generales previstas para agosto próximo, que condicionan la adopción de urgentes medidas que en la actual coyuntura se consideran imprescindibles, pero impopulares, mientras, desde hace mucho tiempo el oficialismo privilegia su permanente campaña proselitista. Pero la postergación de algunas determinaciones puede complicar aún más la situación. Las subvenciones son insostenibles, la crisis que desató la ausencia de dólares, escasez de gasolina y diésel, y aumento de precios en general, ha ampliado, a su vez, la brecha del precio de los combustibles subvencionados con el costo real, lo que obliga a erogaciones cada vez mayores de dólares – que el Estado no tiene- para atender la demanda nacional. A ello se suman los efectos de la crisis global y hasta el cambio climático que afecta a la agroindustria. El Banco Mundial, prevé que el crecimiento de nuestro país este año apenas sería de 1.5%, que se constituye en uno de los más bajos de América Latina. De ser así, Bolivia estaría al mismo nivel de........
© Jornada
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