Socialismo: un llamado a la esperanza
Los tiempos actuales no son de crecimiento y avance para el campo popular y las izquierdas. Como propuestas de izquierdas en el mundo ha ido quedando solo la posibilidad de progresismos socialdemócratas, que no pasan de ser capitalismos con rostro humano, en todos los casos llegados al poder por medio de elecciones llamadas “democráticas” en el marco de la institucionalidad capitalista. A través de ese mecanismo, eso ya es archisabido, no es posible cambiar de raíz la sociedad: solo cambios superficiales, medianamente útiles, pero no sustanciales. La prensa comercial de todo el planeta se encarga de mostrar los “desastres” de los actuales planteos capitalistas (pero no hablan de China, curiosamente); y ahí están Nicaragua, Venezuela, Cuba, de donde la gente “huye” de esos -así presentados- regímenes autoritarios, mientras que la población del Sur (más de 4,000 personas diarias) “migra” hacia los polos de esplendor del capitalismo: Estados Unidos y Europa Occidental.
¡Puras falacias! Viles mentiras presentadas de forma distorsionada. El sistema capitalista, con toda la riqueza que ha podido acumular y un descollante desarrollo científico-técnico, no puede solucionar los acuciantes problemas de la humanidad: hambre, ignorancia, discriminación, guerras. Los primeros planteos socialistas de la historia (la actual Nicaragua y Venezuela deberían ponerse entre signos de pregunta) efectivamente comenzaron a solucionar esos problemas. Justicia no es que algunos coman caviar mientras una mayoría come sobras, sino que, justicia y equidad social real significan que todo el mundo coma, quizá no caviar, pero sí comida nutritiva (no olvidar, por ejemplo, que Cuba, pese al inhumano bloqueo, obtuvo el segundo lugar en el medallero olímpico de París entre todos los países latinoamericanos; es evidente que allí la gente se alimenta satisfactoriamente). Para desplazarse........
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