Avance de la ultraderecha y crueldad: a propósito de Mazón
Avance de la ultraderecha y crueldad: a propósito de Mazón
I. Kant, "Fundamentación de la metafísica de las costumbres"
Releo un texto de Fernández Buey sobre los orígenes del fascismo en Italia que comienza con una noticia sorprendente: la mayoría de dirigentes de la izquierda –y no sólo de la izquierda- se mostraron perplejos, no advirtieron la gravedad del asunto, no reaccionaron en el periodo inmediatamente anterior. Vuelvo a decir que no creo que la ultraderecha actual, en su conjunto, sea una reedición de fascismo. Esa simplificación es epidérmica y arroja poca luz sobre lo que conviene hacer para parar la actual deriva antidemocrática. Sin embargo es ineludible indicar que una parte de esta sensibilidad consiste en tomar nota de que muchos reducen la cuestión a eso: a un regreso del fascismo. Lo que me interesa, pues, es ahondar en la caracterización del fenómeno. Haré un pequeño intento aquí, indicando de antemano que su amplitud permite, y obliga, introducir en la observación a la Comunidad Valenciana.
Hay dos rasgos característicos que, a la vez, marcan la proximidad y la lejanía con el antiguo fascismo. El primero es la convergencia de las derechas conservadoras tradicionales con las nuevas expresiones populistas. Es una convergencia que, en parte, procede del clima de sentimentalismo bipolar de la política actual, que permite que miles de electores puedan sentirse liberados de ataduras para dirigir sus simpatías y votos a las nuevas fuerzas. Pero es una convergencia que no se desarrolla sin múltiples tensiones. A diferencia de otras épocas, Europa –y buena parte de América– es territorio democrático y no un mosaico de regímenes autoritarios, como en la década de 1930. Por otra parte, da miedo pensar dónde estaríamos sin la UE, pese a sus deficiencias.
La opción entre autoritario o democrático no está clara para muchos electores: la ultraderecha no puede sin más atacar a la democracia y eso permite que las estructuras partidarias conservadoras maniobren según algunas preferencias ideológicas, las presiones de sus aliados –medios de comunicación, Iglesia…– y, en última instancia, tras un cálculo electoral de perfiles variables. Por otra parte, el discurso derechista, en su conjunto, comparte una pulsión nostálgica que sólo puede saldarse apelando a la........
© Información
