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Orillas
La corriente lame los ribazos, flirtea con las piedras, salva los estribos del Puente de Piedra, arrastra troncos retorcidos que parecen ahogados esqueléticos clamando al cielo, troncos negros que a veces encallan en los anclajes de los barcos que soñó –y fletó– el alcalde Belloch y que esperan otra oportunidad.
El caminito de la Expo discurre entre los pedruscos ciclópeos y el cauce. Las mejanas asoman y, con las lluvias, se vuelven a sumergir en el........© Heraldo de Aragón
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