Pobres jueces
Mientras no cambie nuestro Estado de derecho, hasta que no sea juzgado con todas las garantías, Íñigo Errejón es inocente. Sin embargo, ya ha sido condenado y destrozado en los medios de comunicación, en las redes sociales y en conversaciones de todo tipo.
Se ha convertido en carnaza para tiburones y ‘tiburonas’. Entre ellas, se atribuye el mérito de la ignición del ajusticiamiento público a una zaragozana que no merece ser nombrada. Bastante cacarea ella por sí sola y quienes le hacen los coros.
Esta histriónica vocera, bajo capa de justicia y denuncia debida, ha encontrado lo que buscaba para subirse a la cresta de la ola. A partir de ahora tiene los bolos e ingresos garantizados por una temporada, mientras encuentra el siguiente escándalo. En un ejercicio narcisista de salvadora de víctimas y mujeres despechadas, esta zaragozana ha hecho su agosto y negocio convirtiéndose en la gran inquisidora de nuestro tiempo. Ella, como otras y otros, forma parte del........
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