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Como dicen en Cadaqués, recogemos velas

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A miles de kilómetros de casa, la noticia me parece una fake news de las muchas que contaminan el universo de la comunicación. Como dice Malena Busquets, es tan impensable que cierre el Bar Boia, como lo sería el cierre del Florian de Venecia o el Deux Magots de París, sin recordar que las leyes que tendrían que preservar la vida de los pueblos a menudo no son nada más que las apisonadoras que las arrasan. El Boia no puede cerrar, como no pueden cerrar los Boias que hay en tantos lugares de la costa. Hay locales emblemáticos, densos de vida colectiva, que no son simples espacios para tomar alguna cosa y pasar un rato, sino auténticos cajones de sastre donde depositamos la memoria de un pueblo.

Así es el Boia, un enorme guardián de la memoria, y no solo por las décadas de vida que acumula desde aquel difícil 1946, ni por los Dalí, los Pla, los Foix, los Duchamp y tantos otros nombres relevantes que lo han disfrutado, sino porque cada uno de los millares que hemos pasado desayunos interminables con Pere Vehí, aperitivos ociosos con amigos de todas las condiciones, y noches de cócteles con la maestría de Manel Vehí, hemos........

© ElNacional.cat


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