Crimen y castigo
“A partir de ahora dejaremos de hablar de política”, decían los directores de varios programas de actualidad de TV3 cuándo les preguntaban sobre los nuevos contenidos a partir del 2022. Cristina Puig, directora del FAQs, replicó en varias entrevistas que el programa se había cerrado porque su talante había resultado “incómodo” a los partidos políticos. Se me hace difícil determinar si fue primero la pérdida de la audiencia, es decir la pérdida de interés de la gente por los “temas políticos” (eufemismo de “Procés”), o bien si fue una decisión precisamente política, pero el caso es que hubo una desconexión explícita sobre el tema y que hace más de dos años que pasamos página progresivamente, lentamente, unos más que de otros. Antes de las elecciones del domingo, para la parte de la población que no está intensamente politizada (la gran mayoría), la vida ha ido versando sobre otras cosas, y para la parte de la población politizada el “Procés” ha ido perdiendo efervescencia. Quiero decir lo que quiero decir, claro está: que el ambiente propicio a las victorias del PSC no lo crean las campañas electorales, ni las derrotas y victorias en los debates, sino la atmósfera de creciente apatía sobre la cuestión catalana. Ha perdido actualidad, dentro y a fuera, y muchos seguimos creyendo que la restitución del president Puigdemont habría devuelto la cuestión a la primera página internacional. Habría sucedido, pero de momento no ha sido así. Ahora bien: incluso en esta “gestión del mientras tanto” de los resultados electorales, no es tan importante analizar las sumas y los pactos, como observar el latido del país ahora. Y el independentismo, que todavía tiene una masa de votantes potencialmente victoriosa, se parece más ahora a unas brasas candentes que a........
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