Un poco de verdad
Un partido que tuviera la intención de debilitar o de socavar el Régimen de Vichy empezaría por admitir que hemos perdido, por muchos años, la ventana de oportunidad que teníamos para hacer la independencia. Ahora mismo no hay nada más sistémico y más penoso que las proclamas independentistas de los políticos. Da igual si vienen de partidos nuevos o de partidos viejos. Basta con mirar el TN para saber que no podríamos mantener la independencia aunque nos la regalaran. No tenemos la red social, ni el capital político o humano, para imponernos; ni mucho menos nos encontramos en una situación internacional mínimamente favorable.
El votante sabe, ni que sea por intuición, que el mundo de hoy no es el mundo de hace 15 años y que el oficialismo se agarra a la independencia porque no tiene suficiente imaginación para renovar sus discursos. Lo que no parece saber, o no es lo bastante consciente de ello, es que una cosa es controlar un gobierno y otra es controlar un país. Un gobierno se puede controlar sin violencia a través de la propaganda y del dinero. Pero un país es un organismo más complejo. Como se vio en el 1 de octubre, y como ya se había visto en la victoria de Jordi Pujol de 1980, un país tiene una historia y un subconsciente. Un país es una malla de intereses........
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