Diario de Nápoles
El avión despega: si Dios quiere, me esperan seis días de turismo intenso en Nápoles. El domingo comíamos con Albert y me explicó que había organizado una visita de diez días para una pareja de amigos suyos. En el apartamento que han alquilado sobraba una cama y me apunté para un tour reducido —vuelvo el miércoles—. Ya me puedo preparar, porque Albert no da rincón por perdido. Ayer se cascó 14 kilómetros, nada más llegar. Después de pasar por el apartamento, llevó a sus amigos a ver la exposición de Ultramare, que es como un Montjuïc plano, ideal para hacer una feria de la pizza o para explicar los planes urbanísticos de Mussolini. "Me ha parecido que esta parte te la podía ahorrar", me dijo ayer por la noche, cuándo me llamó para asegurarse de que venía. Aunque Nápoles me hace ilusión, he hecho las maletas para largarme. A medida que el tema de Catalunya se hace grande, la vida se me hace pequeña. Es muy desagradable, la política se ha metido en todas partes y todo el mundo parece secuestrado. Ayer, mientras Albert explicaba a sus amigos la mezcla de grandiosidad romana y de bauhaus que Mussolini tenía en la cabeza, fui a Ripoll a ver a Sílvia Orriols. Quería posponer la cita, pero Marina insistió en que fuera: "Todo está tan muerto que cuanto antes sepas si ella también es una ilusión, mejor". Me pareció viva, efectivamente, pero tan o más acorralada que yo por la derrota humana de los últimos años. Sabe que los problemas de Ripoll son los problemas de Catalunya y se ha fortificado con la esperanza que tarde o temprano podrá formar parte de una revuelta nacional más grande que ella. Espero que lleguemos pronto, porque me han tocado unos compañeros de vuelo que no se saben estar quietos. Van vestidos de raperos, con la gorra, la camiseta y los pantalones de pijama de diseño. Llevan el equipo de Apple completo, incluidos los auriculares de 600 euros, pero el dinero no parece suficiente para distraerlos. Mro a sus novias y pienso: "qué pinta tendréis dentro de 20 o 30 años, con estos brazos llenos de tatuajes absurdos". Entonces me acuerdo de que, hoy, si no vives al día, pasas por intransigente o por fascista. Me parece que Orriols lidera un espacio político sin pretenderlo, por el mismo motivo que a mí me funciona el Patreon, porque lleva mal que los catalanes de la radio y la televisión........
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