Monzó se jubila
Quim Monzó ha publicitado en La Vanguardia que se jubila de aquello que los cursis denominan “articulismo” y que la gente normal, medio leída y discípula de Harold Ross (como el escritor mismo y servidora), llamamos literatura periodística. Después de 50 años de obra y de miles de textos en su haber, Monzó puede dejarlo cuando le salga del arco del triunfo, y por los motivos que de allí le surjan, faltaría más. Pero se agradece la honestidad de nuestro Premio de Honor, cuando dice que se larga de la página diaria porque está cansado y aburrido tocar los mismos temas de siempre, aunque los protagonistas de la cosa vayan cambiando. Uno podría pasar que eso son cosas de la edad y que Monzó abandona la literatura —cómo lo hizo el adorado Joe Mitchell— porque ya no se reconoce en esta ciudad suya, país o incluso planeta. Aunque ese fuera el caso, diría que el tedio monzoniano (y su consecuente jubilación) no es un paripé y, justamente por eso, hay que tomarlo como una advertencia.
La literatura periodística de opinión es uno de los géneros fundamentales de la literatura catalana y es de los pocos ámbitos en los que nuestra........
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