El olivo de Luis
La casualidad ha querido que la carta del president Puigdemont la haya leído estando en Girona. Compartir con Iris y Jorge, y también con Luis y Carmen, unos días en familia está siendo una experiencia inolvidable que, añadida al contexto, le da todavía más emotividad y profundidad. Conocer estas tierras de una manera distinta a la que he vivido en tantos viajes, en tantos encuentros y charlas públicas, está siendo una manera, también inolvidable, de disfrutar, saborear y sumergirnos en los maravillosos rincones que ofrece esta tierra. Porque conocer un lugar es esencial para quererlo. Y lo que vivas en él, más todavía. Estos días, de la mano de nuestros amigos, haciéndonos sentir parte de su casa, nos sirven para entender más y mejor esta tierra.
Sentados en un rincón del monte, mientras corre una suave brisa en un verano aplastante, escucho historias de vida que crean conexiones. Junto a un olivo que nos da sombra, que ha viajado en sus 75 años desde Guadalajara a Girona. Como Luis. Una historia de ganas de libertad, de vida. De construir un futuro mejor y trabajar duro para conseguirlo, allí donde todo era distinto, donde cabía la oportunidad que en otros lugares ni se imaginaba. Tantas historias que he escuchado de quienes llegaron a Catalunya apostando por un futuro, marchando lo más lejos posible de la represión y el retroceso constante. Catalunya fue tierra de acogida, y crecía mientras compartía su esencia. Anoche Luis enseñaba a leer en catalán a mi hija. Y para mí, era un enorme regalo. Uno de esos momentos que están cargados de sentido, de sentimiento y de significado. Como el olivo que viajó desde........
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