Todos los sexenios terminan mal
El presidente ha decidido terminar su sexenio aplastando: destruirá al Poder Judicial porque desprecia a quienes lo integran; extinguirá a los órganos autónomos porque desconfía de ellos; someterá a las instituciones electorales por esas mismas razones; anulará la pluralidad política porque las minorías son rebeldes; consolidará el poder de las fuerzas armadas y devastará a la burocracia civil porque le parece abyecta y corrupta; empoderará a las fiscalías para meter a la cárcel a quienes desobedezcan. Todo eso se votará en el Congreso con la mayoría fabricada desde el poder, porque así lo ha decidido López Obrador.
Pudo haber terminado de otra manera, reivindicando el discurso político igualitario que le llevó a refrendar (e incluso ensanchar) su respaldo social en las elecciones del 2 de junio y cerrando su gira de despedida por el país inaugurando las obras públicas del sexenio y repitiendo, como su legado fundamental, los lemas que fue........
© El Universal
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