En el corazón de los Montes de María, en el municipio de San Jacinto, un grupo de mujeres artesanas encuentra en su oficio una manera de autocuidado y resiliencia. A través de sus manos, guían con precisión y delicadeza cada hebra de hilo, transformándola en obras de arte. Cada puntada es un pensamiento, una emoción, plasmado en el lienzo de la tela. Cada hilo se una al siguiente formando patrones y diseños que capturan la belleza y la complejidad de la vida misma. El producto es más que un objeto estético, es la expresión de su mundo interior, de sus dolores y sus fortalezas.

El acto de tejer y bordar también les sirve........

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