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Los discursos del odio
Con pasmosa serenidad manejan la más grave de las crisis. Ante el escarnio, las recriminaciones y los más ácidos cuestionamientos, permanecen impertérritos mientras evalúan lo mejor para el bien común. Así deberían ser los líderes. En contravía, otros no producen ideas sin agresiones, no emiten palabras sin diatribas, son incapaces de dar un discurso sin destruir; no hablan, vomitan odio. Hay gente así. Maquiavelo advertía que los príncipes que inspiran amor corren el riesgo de ser traicionados al considerarlos ingenuos. Sin embargo, decía el, inspirar miedo y odio podría ser mucho peor como herramienta política por el riesgo de que, tarde o temprano, el odio acabe con el........
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