Es un esfuerzo para apoyar. Nadie que vaya caminando por la calle Promenade, con destino al Kurpark Village, en un pueblito de poco más de 10.000 habitantes en los Alpes suizos a dos horas en carro desde Zúrich (Suiza), podría evitar conocer “el país de la belleza”. Sobre todo si está a una temperatura de 3 °C bajo cero y el letrero que anuncia semejante lugar está ilustrado con una playa del Caribe. Y mucho más si luego de disfrutar la muestra cultural, gastronómica y artística de las cinco regiones del país, y de degustar un café colombiano, escucha que el Presidente de ese país lo invita a que “vaya allá a cambiar su experiencia personal, la intensidad de su vida y mirar lo que es una explosión de la vida”.

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Me gusta ese país que el gobierno Petro le vende al mundo. Un país que “ofrece a los inversionistas extranjeros seguridad jurídica; que cuenta con un entorno macroeconómico favorable; una política de reindustrialización y un marco de justicia ambiental, social y económica, además de avanzar en su política de paz total”. Sobre todo, porque no habría que tomarlo solo como un mensaje para los líderes políticos y empresariales del mundo que se reúnen en Davos, que es como se llama el pueblito que queda en los Alpes suizos. También debería tomarse como un mensaje para los colombianos.

Si Petro ofrece seguridad jurídica a los inversionistas, es porque se asume el compromiso de hacer lo necesario para garantizar estabilidad normativa, moderación en las reformas y, sobre todo, respeto a las decisiones de los jueces y la independencia de poderes; si les promete un entorno macroeconómico favorable, es porque ha reconsiderado muchas de las decisiones que ha anunciado y tiene mayor disposición al diálogo con los agentes económicos; y si les asegura la existencia de un marco de justicia ambiental, social y económica, es porque está priorizando la agenda de acuerdo nacional y no una de confrontación abierta como la que venía desarrollando. Algo mejor no se le puede pedir al Gobierno.

Curioso, pero un escenario tan poco trascendente, el Foro de Davos, se puede convertir en el espacio en el que el gobierno Petro presentó una agenda de país con sentido y contenido.

Supongo que Petro tiene claro que semejante “promesa de valor” que está ofreciendo en Davos le va a imponer unos compromisos políticos muy serios. Comenzando por la moderación de los discursos y los ánimos de guerra que parecieran inspirar su trabajo y el de su equipo; siguiendo con el cambio en el gabinete de ministros, pues, con un par de excepciones, los demás no le garantizan ningún tipo de resultados; y finalmente (la más importante), la decisión de abrir el Gobierno no a otros sectores políticos (para eso ganó las elecciones), sino a los gobiernos territoriales.

Por ejemplo, si quiere reemplazar las divisas que le entran a Colombia por carbón y por petróleo, por turismo, debe empezar a conversar con los gobernantes locales, no solo porque con ellos va a lograr una política de seguridad urbana y rural que les permita a los turistas pasear por Colombia sin temores, sino porque son los que conocen la oferta turística de su territorio, así como con los empresarios y gremios del sector, que son los que desarrollan el producto que los turistas van a consumir. Pero no es el único ámbito. Si quiere que las “inversiones en infraestructura vial, ecoparques e infraestructura recreativa sostenible, hoteles, redes y telecomunicaciones y movilidad sostenible” tengan los mejores resultados, tiene que contar con alcaldes y gobernadores. Son los que tienen las herramientas reales para lograrlo.

Curioso pero un escenario tan poco trascendente, el Foro de Davos, se puede convertir en el espacio en el que el gobierno Petro presentó una agenda de país con sentido y contenido. Si es una apuesta seria, hay que apoyarla. Pero si sólo es para el brillo de la imagen presidencial en el exterior, pues habrá que ir pensando que para el Foro de Davos de 2025, la Casa Colombia tenga una fachada que ilustre cómo, sin inversiones ni seguridad jurídica quienes vayan al Catatumbo o al Cauca, van a saber lo que en realidad significa “mirar lo que es una explosión de la vida”.

PEDRO MEDELLÍN
* Profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional

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La casa Colombia

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18.01.2024

Es un esfuerzo para apoyar. Nadie que vaya caminando por la calle Promenade, con destino al Kurpark Village, en un pueblito de poco más de 10.000 habitantes en los Alpes suizos a dos horas en carro desde Zúrich (Suiza), podría evitar conocer “el país de la belleza”. Sobre todo si está a una temperatura de 3 °C bajo cero y el letrero que anuncia semejante lugar está ilustrado con una playa del Caribe. Y mucho más si luego de disfrutar la muestra cultural, gastronómica y artística de las cinco regiones del país, y de degustar un café colombiano, escucha que el Presidente de ese país lo invita a que “vaya allá a cambiar su experiencia personal, la intensidad de su vida y mirar lo que es una explosión de la vida”.

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Me gusta ese país que el gobierno Petro le vende al mundo. Un país que “ofrece a los inversionistas extranjeros seguridad jurídica; que cuenta con un entorno macroeconómico favorable; una política de reindustrialización y un marco de justicia ambiental, social y económica, además de........

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