Dejar de bañarse no es disruptivo, pero puede ser clave
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Seguir este blogDías antes de iniciar el racionamiento de agua en Bogotá, en entrevista con Vicky Dávila el Alcalde Galán decía que no bañarse, para ahorrar el agua de los embalses que surten a la capital, era una medida necesaria y disruptiva. Estoy parcialmente de acuerdo.
No porque crea que la gente no se tenga que bañar o porque no sepa que ya existen miles de personas que no pueden hacerlo a diario, como se lo reclamaron en redes sociales al Alcalde. Más bien porque, es duro pa’l citadino entender por qué, cuatro años después de un encierro causado por la pandemia, ahora en Bogotá debemos someternos a otra restricción: el baño diario.
Pero más allá de una opinión sobre la medida tomada en la ciudad, es importante entender que estamos dando un paso grandísimo en materia de conciencia y, que sea entonces la oportunidad de recordar que el agua no viene de la llave, sino que viene de los embalses… pero más aún, que viaja por los páramos e incluso, para quienes no lo sabían, que antes de los páramos, el agua viene de los bosques de transición como el piedemonte llanero, tras su paso por los bosques amazónicos.
Porque entender el planeta como un sistema y el ciclo del agua como un dibujo más complejo que el de los libros de primaria es, quién lo creyera, uno de los avances tecnológicos más importantes de la humanidad.
Para confirmarlo acudí a Ana María Aldana, bióloga, investigadora y profesora de varias universidades, quien me reveló un tema hasta hace poco desconocido para mí: Los límites planetarios. Además, gracias a esto, la posibilidad de comprender el planeta como un sistema de ciclos y movimientos globales, lo que explica........
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