Agustín Lomeña, mi hermano del alma
Opinión
Juan Gaitán
Agustín Lomeña. L. O.
No éramos hermanos de sangre, lo éramos de corazón, que es lo que más vale, lo que al final importa, lo único que importa. Ese corazón que Agustín Jesús Lomeña Cantos, Agustín Lomeña, tuvo tan grande y repartió con tanta generosidad que al final no le quedó suficiente para él, como le pasaba siempre, tan fiel toda la vida a la soleá que le sirvió de lema: “las manos tengo vacías/ de tanto dar sin tener/ pero las manos son mías”.
Y ahora, de pronto, todo está oscuro, todo es una mancha gris que envuelve el mundo, que lo sume en la más negra pena. Mi hermano electo, mi compadre de mi alma, se ha ido dejándose el corazón aquí, tan repartido entre toda esa gente que me llama llorando, llorándolo, sin poder contenerse.
EL RUIDO Y LA FURIA
EL RUIDO Y LA FURIA
EL RUIDO Y LA FURIA
Era, he contado alguna vez esta historia, el segundo mejor hombre del mundo. Fue en una noche de aguacero. Estábamos en Dublín buscando dónde quitarnos la humedad, el frío y el hambre. Encontramos un sitio que nos pareció........
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