Opinión | MACONDO EN EL RETROVISOR

Aracely R. Robustillo

El presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón / Rober Solsona - Europa Press

Debería existir una fórmula, relativamente exenta de burocracia, para que los ciudadanos pudieran destituir a un cargo electo, cuando se ha demostrado fehacientemente que no está a la altura de las obligaciones inherentes a su puesto. Despedirles, vaya, por incumplimiento de contrato. Al fin y al cabo, consiguieron el trabajo gracias a sus votantes, así que también deberían tener ellos voz y parte a la hora de quitarles del medio, cuando demuestran ser unos incompetentes. Desgraciadamente no es el caso, y si no, que se lo digan a los valencianos.

Diecisiete días ha tardado su presidente, Carlos Mazón, en salir a la palestra a dar explicaciones sobre su lamentable actuación el pasado 29 de octubre. Un día en el que perdieron la vida 224 personas. Y otras miles, sus casas, sus recuerdos, sus negocios, sus tierras y sus pueblos, mientras él, estaba desaparecido cuatro horas. Primero, comiendo en el reservado de un restaurante y luego, supuestamente en un atasco, de camino a la reunión de emergencia en la que se decidía........

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