La inflación, los tomates, los sobacos y el ejercito
Finalmente, después de un eterno periodo de negación, el gobierno aceptó, a regañadientes, que la economía boliviana tiene un problema de inflación. A mayo del 2023, el nivel de precios subió en 1,95%. Cabe recordar que no estamos frente a un fenómeno nuevo. El alza de precios de alimentos a 12 meses (mayo 2023 a mayo 2024) es de 5,9%. La inflación general también anualizada está en 3.5%. Aceptada la realidad de los hechos, el gobierno empezó la construcción la narrativa de las causas, los pretextos y culpables del aumento de los precios. Además, comenzó el festival de malas ideas para controlar la inflación
La responsabilidad por el aumento de la inflación ahora la tiene el tomate, el arroz, la papa, el cambio climático y cuando no, la decadencia del capitalismo. También los precios más elevados se deben a los bloqueos, la escasez de hidrocarburos, los opinadores de pantano neoliberal y sus lenguas viperinas que exacerban las expectativas de la gente. Así mismo, surgió la teoría del golpe blando. ¿La patada suave? ¿El martillazo delicado? ¿La caricia dura? Al parecer, la revolución ha entrado en su etapa terciopelo y sospecha que hay una insurrección de productos y personas con guantes de seda. Los conspiradores, saboteadores, especuladores y otros bichos peores discuten sus planes de aumentar los precios en salones de té escuchando música clásica y afilando el estilete. La subversión ha adquirido buenos modales. El tomate se ha puesto blandengue y precio de los dólares suspira, pero mata.
En el menú de los sabotajes, ahora ha aparecido la inflación importada. Esta nueva causa merece una explicación........
© El País
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