Protagonistas
Por primera vez en los últimos años el expresidente Álvaro Uribe tiene una imagen más favorable que desfavorable. Es un alivio merecido para un combatiente demócrata de todas las horas.
La izquierda no le ha perdonado jamás haber arrinconado a las FARC, a tal punto que se vieron obligadas a aceptar las negociaciones con el gobierno Santos, que culminaron con el Acuerdo Final 2016.
La oposición de Uribe a Petro ha ido cambiando de tono: desde el inicial color rosa a la enhiesta actitud de estos últimos meses. Ambos, Petro y Uribe, dieron ejemplo de que es posible gobernar o hacer oposición con respeto mutuo y cumpliendo las reglas democráticas. Fue bienvenido ese ejemplo de “elegantia juris”.
Le corresponde ahora al expresidente antioqueño propiciar un reencuentro de las fuerzas políticas de derecha y de centro que faciliten la sucesión democrática del poder. Pensar en el 2026, como lo ha pregonado Uribe, implica ofrecer esperanzas al pueblo colombiano, desencantado hoy con el agresivo liderazgo del primer Presidente de izquierda en Colombia.
La responsabilidad con el futuro del país obliga a todos los actores a superar los particularismos, que tanto daño hicieron en la contienda presidencial pasada. Uribe tiene la jerarquía y la habilidad para armar un pacto victorioso. Se entiende con........
© El Nuevo Siglo Bogotá
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