Ucrania, Gaza… ¿Podemos hablar de otra Guerra Fría?
La expansión de la gobernanza mundial –originalmente a imagen y semejanza de Estados Unidos– fue alterada por la irrupción geoeconómica china. El centro gravitatorio global se trasladó a Asia Pacífico, síntoma de la nueva multipolaridad, con un Estados Unidos menguante sin derrota.
Esta semana, analistas internacionales escribirán varias líneas acerca de la visita de Lula a Chile, sin duda una oportunidad para estrechar lazos entre ambos Estados, sin olvidar que otra alta dignataria hará tierra en Chile. Se trata de Yuliia Svyrydenko, viceprimera ministra ucraniana. Entre otras actividades pronunciará un discurso mañana en el Salón de Honor de la Universidad de Chile, y tendrá una serie de encuentros con altos personeros.
La gira oficial ocurre en momentos en que Moscú ha lanzado una ofensiva en la región de Járkov, castigada por bombardeos continuos, como en el principio de la guerra en febrero de 2022. En dicho momento la “operación especial” rusa retuvo varios meses la estratégica urbe, hasta que fue recuperada por Ucrania en medio de la contraofensiva de la primavera boreal de ese año. Al mismo tiempo, Israel ha comenzado el asalto definitivo sobre Rafah, además de emprender un nuevo ataque sobre el campamento de refugiados de Yabalia, a pesar de las presiones de Estados Unidos para conferir garantía a la población civil gazatí mediante el ingreso de ayuda humanitaria. Las relaciones entre Estados Unidos y su principal aliado en Medio Oriente se encuentran en mínimos históricos, se reconoció extraoficialmente.
Ambos casos constituyen desafíos aún irresolutos para Washington. Por una parte, un conflicto bélico interestatal, entre una gran potencia revisionista, más que media y menos que global, Rusia, y otra potencia considerablemente más débil, Ucrania, que cuenta con pleno respaldo occidental, como delegado “proxy”. Por otro, existe un tipo de guerra extraestatal entre una avanzada potencia regional, Israel –otrora en plena sintonía con Estados Unidos y hoy más autónoma– versus un grupo armado que no es miembro del sistema interestatal, Hamás.
No faltarán quienes, desde una interpretación cíclica, quieran ver la reedición del argumento de Gibbon acerca de la decadencia y caída de una neo-Roma americana. Sin embargo, mucho más lo enmarcan en la dinámica de “Nueva Guerra Fría” entre Occidente, comandado por Estados Unidos, y las potencias no occidentales.
La alusión al conflicto bipolar es de larga data. George Orwell se había topado con este durante su época de brigadista internacional en la guerra civil española (1936-1939), cuando tuvo conocimiento de la obra literaria del príncipe ibérico Don Juan Manuel, en el siglo XIV, quien describió las interminables escaramuzas entre reinos cristianos y taifas musulmanas como combates directos sin declaraciones bélicas ni tratados de paz. El autor de 1984, poco después de la tragedia de Hiroshima y Nagasaki, auguraba que las confrontaciones entre titanes estatales serían reemplazadas por “una paz que no es paz, sino guerra........
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