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Estados Unidos se puso las pilas, pero ¿tendrá la oportunidad?

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06.12.2023

Tengo la impresión de que Estados Unidos ha respondido tardíamente a los “dilemas” y “desafíos” geopolíticos y económicos que China le plantea en América Latina.

Al término de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos había emergido como la “potencia” económica global indiscutida, con su base productiva renovada e intacta, y las manos llenas con las reservas de oro europeo. Por décadas consideró que América Latina era una región “cautiva” bajo su esfera de influencia y los que osaron desafiar su poder pagaron caro. Pero todo eso ha cambiado y vuelto a modificarse en las últimas décadas, como resultado de diversos factores. Las explicaciones son muchas, pero han influido –entre otros factores– la formación de la Unión Europea (hoy de 27 miembros), caída del Muro de Berlín, disolución de la URSS, las guerras de Corea y Vietnam en el sudeste asiático y la de los Balcanes en Europa, el conflicto en el Medio Oriente, la formación de diversos bloques comerciales y, sobre todo, la integración de China al sistema económico internacional a partir de años 70, cuando el PCCh introduce reformas en su sistema económico y se abre a la colaboración con Occidente. Hoy, China le disputa a EE.UU. su influencia geopolítica, económica y el comercio en diversas regiones del globo.

Estados Unidos tuvo una gran oportunidad de fortalecer la democracia y de contribuir al desarrollo en América Latina, pero fue vacilante frente a las justas demandas para su desarrollo democrático y económico. Permitió –y en algunos casos promovió– regímenes antidemocráticos y mostró solo un tibio entusiasmo por las políticas desarrollistas e industrializadoras impulsadas en la región. De hecho, décadas atrás, cuando nuestras naciones necesitaron proteger su naciente proceso de industrialización, EE.UU. se “jugó” por la liberalización del comercio de manufacturas y el proteccionismo agrícola.

No obstante, la Revolución cubana (y luego el Che Guevara en Bolivia) presentó un desafío mayúsculo: la posibilidad de una vía alternativa de alcanzar la independencia política y el desarrollo de América Latina. Y Estados Unidos respondió aceleradamente en la Administración de John Kennedy con la “Alianza para el Progreso”, que –entre otros aspectos– trajo algunos recursos en materia de educación, intentó promover la democracia, e introdujo la planificación económica y la reforma agraria en parte de América Latina. Pero fueron solo reformas tibias menores que no lograron promover el despegue económico y la democracia en la región.

Además, la aparición de focos de conflicto en otras regiones del globo llevó al desinterés progresivo por Latinoamérica. Al mismo tiempo, el fracaso........

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