El director Ridley Scoot es inglés. Inglés de Inglaterra no de las Bahamas o de Las Malvinas. Nació en South Shields, Londres. Y los ingleses no gustan de los franceses. Así es, y la razón se pierde en la noche de los tiempos. Muchos dicen que es porque nunca tuvieron una figura tan fundamental como Napoleón.

Mi profesor de historia decía que existieron tres figuras en el mundo, grandes estrategas militares: Alejandro el Grande, Julio Cesar y Napoleón Bonaparte (ningún inglés) a Ridley Scott no le alcanzaron los doscientos millones para disminuir a Napoleón y menos acabar con él. La película es antifrancesa y evita los triunfos políticos de Napoleón. Scott quiere hacer creer que El Imperio es una historia de muertos. Pero El Imperio es otra cosa, es la fundación de la Francia moderna después del caos de la Revolución y la recuperación de la herencia de la monarquía.

Ridley Scott no se da cuenta de lo absurdo que es un personaje tan bobo, tan mediocre y ridículo, (Joaquín Phoenix) llega a escribir semejante destino, es un film contra Napoleón, decididamente anti-francés.

Tres horas de batallas y amoríos nos dejan un poco agotados. Menos mal que tropezamos con la bella Josefina, con su cabello corto, apropiado para la guillotina. Gran actriz, enfrenta a Napoleón ¿Cuál es su disfraz? de Coronel -parece un Gato con Botas, está fascinada por el ascenso del artillero y ya no lo dejará. Napoleón tampoco la dejará y se acabaran las batallas y se escribirá el Código Napoleónico que regirá el Imperio. (Voy muy rápido, a lo Scott).

Faltan las cinco batallas artilladas (Tolon, Pirámides, Austerlitz, Borodino y Waterloo) Un ojo poderoso, ha tenido el director cuando muestra lo esencial que han sido para Napoleón sus amadas batallas.

Muchas veces con cañones fundidos por él mismo que truenan hasta que sientes que estás dentro de un campo de batalla napoleónico. Estoy tan aturdida por los truenos que olvidó mencionar que todo esto pasa mientras navegamos en un mar de colores que trae la película, que nos envuelven y transportan a la época, fácil reconocer a David (el pintor de La Coronación y sus colores) no tan fácil a Gerome (Egipto, pirámides y Esfinge intacta) y Gros, el hombre de las Batallas (tomado de la vieja libreta de viajes). La banda sonora, especialísima de Martin Phipps, canciones corsas folclóricas y La Carmagnola!

Dice la prensa francesa reciente que cuando el público sale del teatro L'arlequin, se reúnen y gritan ¡Vive L’EMPEREUR!