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Un aire de familia | Columna de Orlando Araújo
Son dos las doctrinas que han pretendido responder a la pregunta respecto de si realmente existe algo que pueda llamarse «literatura»: el realismo, con su fe en los universales y el nominalismo, defensor de las sustancias particulares. Para el primero, la literatura posee una esencia universal; para el segundo, no hay esencia alguna, lo que llamamos literatura es una convención, una contingencia.
Recientemente, se ha sostenido que el nominalismo no es la única alternativa al esencialismo, pues del hecho evidente de que la literatura no posea ninguna esencia no puede desprenderse que no tenga legitimidad como categoría. Ello equivaldría a afirmar que es arbitraria. La alternativa más convincente........
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