La deforestación y la represa del Ranchería | Columna de Hernán Baquero Bracho
Colombia tiene una puerta de entrada que se proyecta al mar como un brazo tendido para darle la bienvenida a los que llegan del norte: La Guajira; sus tierras, en su extenso litoral, desde Camarones hasta Castilletes, son estériles. El constante soplo de los vientos Alisios que alejan las brumas y por ende las lluvias, la falta de ríos, los soles caniculares que allí predominan y la elevada salinidad de sus mares, cuya influencia cubre toda la Península al ser llevada por las brisas, son factores que inciden para que el desierto no se detenga y siga su tránsito asolador hacia el Sur de La Guajira y el departamento del Cesar, cuyas tierras ya no ostentan la exuberancia de otros tiempos y muestran tal degradación, que al no ponerle coto, prolongan el desierto sin límite que hoy se puede evitar, detener, pero requiere una rápida solución sin la que tendríamos que lamentar muy pronto, ya casi, la desidia del Estado y la acción depredadora del........
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