A gobernar por decreto
Digámoslo sin eufemismos. En materia de la reforma laboral, Petro recogió lo que sembró y lo que quería. Más allá de cumplir unos compromisos con la dirigencia sindical que apoya su gobierno, a pesar de las graves afectaciones a sus afiliados, lo que Petro quería y cree haber obtenido es una licencia para entrar de lleno en la campaña electoral a través de la famosa consulta.
Pero es evidente que la convocatoria arrancó con el pie izquierdo. Ni las arengas televisadas de Petro ni las amenazas directas al Congreso y a la Rama Judicial y a los alcaldes, a quienes calificó como “alcaldes de la muerte” y alcalduchos, terminaron amedrentando a los senadores de la Comisión.
Por cierto, muy lánguida la presencia del “pueblo” en las calles. Salieron los de siempre: alumnos y profesores del Sena, directivos y maestros de Fecode (los que no estaban haciendo filas para solicitar medicamentos y atención), y por supuesto los indígenas petristas, bien subvencionados, y la primera línea con los mismos hampones encapuchados vandalizando todo a su paso. Sí, muy pobre para haber........
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