Hace un poco más de veinte años en el departamento nuestro no existía la cultura de hacer crecer el turismo. No por egoísmo o por ignorancia sino por presupuesto como razón principal. En Barranquilla reinaba la cultura de hacer crecer la industria, el puerto y el comercio lo cual era y es loable. En los Municipios se mantenía la obsesión de hacer crecer las costumbres autóctonas, las ferias y carnavales locales que son también culturas expresivas y la búsqueda de apoyo y financiación para los cultivos agrícolas. Ese era el panorama y tenía todo lo positivo y lo encomiable posible.

Llegó el primer gobierno de Varano de la Rosa y se pusieron las primeras piedras para estudiar, planificar, planear, organizar, estructurar el turismo y ponerle los primeros soportes a su desarrollo. Fue espectacular la respuesta en todas las regiones y municipios. Verano le dio un impulso prácticamente obsesivo porque comprendía que era el filón del futuro. Fuimos y hemos sido testigos de este proceso y desarrollo, que continuó con José Antonio Segebre, nuevamente con Eduardo Verano y permaneció palpitante, vigoroso, deslumbrante, gracias al impulso que le concedió Elsa Noguera.

Hoy el panorama se puede describir sencillamente como que ya no somos la cenicienta de esta industria. Atlántico y Barranquilla ya despegaron para hacer crecer el turismo como una de las grandes fuentes de divisas, como cultivo cultural, deportivo, científico y comercial de una actividad que se está tragando el mundo. Y nosotros entramos a formar parte en el Caribe del trío turístico por excelencia con las maravillosas Cartagena y Santa Marta como socias.

Tenemos de todo para ofrecer y aún faltan otras metas: Playas con mar hermoso y atractivos civilizados y educados. Deportes náuticos, cautivantes históricos como puerto Colombia, artesanías y naturaleza en senderos selváticos donde la fragancia de la naturaleza es el himno que se disfruta y siente, eventos de diversa índole y característica de todas las actividades multitudinarias, gastronomía, museos, una hotelería de lujo con más de ocho mil camas en toda les categorías, centros comerciales que son envidia nacional, senderos especiales como el Malecón en Barranquilla y las orillas de lagos interiores como Luruaco que ya practica cabotaje turístico. Y todo ello para no mencionar nuestros Carnavales que ya escribieron una impronta histórica y del cual por supuesto trataremos nuevamente en otra columna.

Al entrar Eduardo Verano nuevamente a la Gobernación por supuesto que se espera sin duda continuidad de este impulso al turismo que traemos. Hay temas por supuesto para mejorar y si se requiere perfeccionar. Y nuevos horizontes que vamos a superar, impulsar, proyectar, definir y convertir en otras piezas y joyas especiales.