Los buenos deseos
Quizá este primer día del año podríamos ocuparlo en razonar e identificar la respuesta a la pregunta que con más frecuencia nos hacemos: ¿cuáles son nuestros mejores deseos para estos 365 días por venir? La pregunta es válida y oportuna, no sólo por tratarse del comienzo del año –la época en que se plantea–, sino también, en este caso particular, por todo lo que habrá de tener lugar en el 2024.
Ante elecciones tan importantes, quizá el primer deseo que deberíamos plantearnos sería el que tiene que ver con que éstas se realicen, y que para ello se cumpla la ley; se conserven las instituciones constitucionales concebidas en las que está depositada la competencia adecuada para hacer cumplir el sufragio ciudadano.
Sin embargo ¿acaso es necesario que debamos desear la observancia de una norma que, por sí misma, es obligatoria? ¿hemos perdido confianza en esa vigencia y obligatoriedad de la ley?
Todo hace parecer que así es. En octubre pasado se publicó el índice anual sobre “Estado de Derecho”, del World Justice Project (Programa de Justicia Global), y sus resultados no son alagadores.
Paradójicamente, los gobiernos de izquierda en todo el mundo son los que impulsan la agenda garantista más prolija de todas. Se antoja la más favorecedora para la sociedad y para el individuo, en la medida en la que conlleva beneficios con resultados materiales siempre tangibles, que deberían traducirse en un mejoramiento de la calidad de vida de la población y, por ende, de su........
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