Iniciativas denigrantes
Cualquiera de las dos que gane, ocupará inmediatamente un lugar en la historia del país: se tratará de la primera presidenta de la República Mexicana, democráticamente electa por la ciudadanía. Un papel trascendente que le impondrá, tan pronto como la banda cruce su pecho, la honrosa responsabilidad de salvar a México; el gran compromiso de demostrar que las mujeres pueden ser lideresas de un país con las complejidades que presenta el nuestro.
Es en esa convergencia de circunstancias que nos preguntamos: ¿De verdad el presidente López Obrador quiere dejar el legado de sus veinte iniciativas de reformas a la Constitución para garantizar su “transformación” a la primera presidenta del país? Peor aún: ¿De verdad Claudia Sheinbaum, de llegar a ser la candidata electa, con el peso de la responsabilidad histórica que asume en nombre de su género, cargará con la ocurrencia de su antecesor?
No me cabe duda de que, tras el enorme cúmulo de reformas regresivas aprobadas a lo largo de las dos últimas legislaturas, el ordenamiento jurídico del país necesitará cambios que nos vuelvan a insertar en el carril del desarrollo, a la par de los países con los que México se debería comparar. Sea cualquiera de las dos que llegue, la próxima presidenta deberá presentar iniciativas para reformar la Constitución y garantizar no sólo la seguridad de los mexicanos, sino una........
© El Financiero
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