Tabita, la de los pájaros
Planear su propia fiesta siempre le había parecido un acto de extrema vanidad. Pero este cumpleaños no sería como los anteriores. Tabita se sumergió en un vértigo de preparativos. Alquiló una finca situada en los terrenos de una antigua plantación y contrató los servicios de un cocinero peruano. Los manojos de azucenas que trajeron del mercado antes del amanecer, las lamparitas de aceite y las sillas vestidas con fundas de muselina blanca, le devolvieron a la casa su trasnochado esplendor colonial. Tabita decía que entre los invitados solo estarían sus afectos más íntimos. Eso fue antes de que la lista se llenara de inexplicables ramificaciones. El día de la celebración, mientras descansaba en un banco del jardín, una mujer bajita se abrió paso entre la hierba con unas sandalias anudadas en los tobillos, la saludó y le hizo algunas preguntas sobre su atuendo: “¿Qué significan esos pájaros?”.
Todo empezó con un juego de memoria que su papá le regaló cuando estuvo ingresada en el........
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