El club de las viejas brujas
La comitiva esperaba impaciente que alguien apareciera detrás del portón. En otra época, el timbre de la puerta principal era la distracción de los niños que presionaban el pulsador dos, tres y hasta cinco veces antes de salir corriendo para esconderse entre las matas. Por eso lo quitaron.
Esta comitiva venía en son de paz. La integraban cinco niños que voceaban al otro lado de la verja. Después de que el cabecilla expresara su solicitud, mami se quedó observándolos, pensando que en un descuido uno de sus pequeños vecinos podía tragar más agua de la cuenta en la piscina.
“El don dijo que viniéramos cuando bajara el sol”. Pero el don no estaba en el área para atender a sus invitados, que llegaron con sus toallas, un flotador con cabeza de unicornio y sin un adulto que vigilara sus piruetas acuáticas. “Vengan cuando él esté aquí”. Mami dice que escuchó clarito cuando uno de ellos murmuró: “Esa........
© El Espectador
visit website