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Un Nobel para un país vacío

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15.12.2025

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Qué país tan triste el que obliga a celebrar desde el exilio.

María Corina Machado no estuvo en Oslo para recibir el Premio Nobel de la Paz. Su silla vacía fue el símbolo perfecto de un país lleno de ausencias: ausencias por exilio, por miedo, por persecución, por pobreza, por hambre, por desigualdad. Ausencias que hoy son casi ocho millones de vidas dispersas por el continente. No estaba ahí porque no quisiera: no estaba porque no podía. Porque en su propio país no tiene garantías, no tiene libertad, no tiene seguridad.

Su hija, Ana Corina Sosa Machado, lo resumió en una frase que ya pertenece a la memoria venezolana: “Venezuela volverá a respirar.” Y es cierto: hoy Venezuela respira con dificultad. A los venezolanos les duele su país. Les duele lo que dejaron, pero también les duele lo que no pudieron quedarse a defender.

Este Nobel no premia sólo a la opositora más visible del país.........

© El Espectador