La crisis que Bruselas se niega a ver
El crecimiento se ha detenido. La moneda única se resquebraja. La economía se está quedando rezagada con respecto a Norteamérica y Asia, y los partidos populistas que hacen campaña para derrocar el sistema no dejan de ganar fuerza. Pero, bueno, nada de eso importa. Los dirigentes de la UE han decidido que todo está absolutamente bien, y que los burócratas y políticos maquinales que han dirigido el espectáculo durante las dos últimas décadas deberían ser nombrados de nuevo. Claro, es comprensible. A todo el mundo le gusta otorgarse a sí mismo un puesto que suene grandioso. Pero también es un error fatal. En realidad, éste es el último estertor de un sistema que fracasa, y un día no muy lejano podría venirse abajo.
En la cumbre de líderes europeos de esta semana se repartirán los grandes puestos de Bruselas para los próximos cinco años. Aunque acabamos de asistir a elecciones en todo el continente, los votantes, como es habitual, no tendrán mucho que decir. En su lugar, la alemana Ursula von der Leyen será nombrada de nuevo Presidenta de la Comisión Europea, con diferencia el cargo más poderoso del bloque, mientras que la primera ministra estonia, Kaja Kallas, asumirá el cargo de jefa de la diplomacia, y el exprimer ministro portugués António Costa recibirá la Presidencia del Consejo Europeo.
No se trata, por........
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