ACEPTAR LA REALIDAD TAL COMO ES
Uriel Escobar Barrios
Jerónimo, un profesional de 32 años en el área de sistemas, llegó a consulta diciendo: “Cada día me hundo más en el abismo de las adicciones”. Desde hace varios años consume 2C-B, cannabis, grandes cantidades de azúcar y más de quince tazas de café al día. Tuvo dos relaciones afectivas que él mismo decidió terminar porque, según afirma, “no lo llenan, no lo motivan”. En sus palabras hay una mezcla de angustia, desesperanza y un deseo profundo de escapar: “No me gusta esta vida, no tolero esta realidad y quisiera escaparme de ella”. Como psiquiatra, sé que estas frases revelan un fenómeno frecuente en la clínica contemporánea: la dificultad para aceptar la realidad tal como es. Este deseo de huida no es nuevo en la historia humana; ya los filósofos estoicos —Epicteto, Marco Aurelio y Séneca— reflexionaban sobre el sufrimiento que surge cuando luchamos contra aquello que no podemos cambiar. Para ellos, la clave de la serenidad consistía en reconocer la realidad con valentía, sin adornos ni evasiones. No se trata de resignación pasiva; se trata del acto profundamente activo de mirar lo que sucede, asumirlo y decidir cómo responder. Epicteto decía que “no nos afecta lo que nos ocurre, sino lo que nos decimos sobre lo que ocurre”. Jerónimo, al rechazar sus circunstancias, convierte cada elemento de su vida en una fuente de dolor. Su consumo no es solo una adicción química, sino también existencial: una forma de desconectarse de emociones que vive como intolerables. En su caso, el uso de sustancias se ha vuelto un refugio momentáneo que,........





















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