El costoso seguro funerario
Diego Augusto Arcila Vélez
Dicen que hoy es más costoso morirse que estar vivo, y esto por la “tragedia” humana y logística que implica dar sepultura a nuestros seres queridos que parten de este mundo. El seguro funerario se ha vuelto tan importante como el seguro de vida, y hasta más, pues a la hora de uno morirse es mucho lo que tienen que hacer con nuestro cuerpo. Que el ataúd, que la embalsamada, que la ropa que va a llevar, que la sala de velación, que la ceremonia, que la tumba, que el mariachi, que las flores, que los buses, etc.
Anteriormente se velaba en las casas, se llevaba a misa y al cementerio. Hoy el “mercado” de los muertos y muchas veces las “excentricidades” de la familia por darles lo que no le dieron en vida, convierten este momento en un duro golpe para el bolsillo. El seguro funerario es un mal necesario que debemos conseguir, pues hoy nuestros muertos son manejados por grandes empresas que después de recibir nuestros pagos por paquete familiar, individual, por estrato o según lo que queramos y dispongamos en vida para nuestro sepelio, ofrecen una gran variedad de servicios que van desde los más elementales hasta los más inverosímiles: ataúdes de colores, de dibujos, velación por horas, días o noches, buses con aire acondicionado y sin él, acompañamiento en la sala con oraciones, cantos y hasta poetas y serenatas, según........





















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