menu_open Columnists
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close

CIUDADES VIVAS

6 0
14.09.2025

A la edad de once años, estudiando en el seminario de los Claretianos en Bosa, aprendí a jugar Frontón -una mezcla de pelota vasca y tenis- en una cancha con tres paredes: una frontal alta y dos laterales que caían a un metro. Apasionante y exigente porque todos los muros jugaban -algo así como el pádel- había cuatro canchas y hacíamos torneos permanentemente. No he visto escenarios de estos en ninguna otra parte de lo poco que he viajado. Las raquetas eran de madera -bastante pesadas para nuestra edad- y las pelotas eran de goma comprimida que las hacían supremamente veloces. En fin, en los dos años que alcancé a estar allí disfruté tremendamente este deporte que luego me sirvió para practicar el tenis de campo en polvo de ladrillo, o tierra batida: qué lindo nombre. Ahora bien, viendo el U.S. Open, y refiriéndome a la........

© El Diario