Los Llanos de Aridane
Tras la última erupción de Cumbre Vieja y, en los recorridos agrios por la geografía castigada, me pesaron tanto como la lava que, en ciertos tramos, superó los setenta metros, y los pueblos borrados del mapa, la tensa soledad y el drama sordo de una ciudad luminosa y franca cuya vida sigo, desde que recuerdo, por las reseñas apasionadas y/o precisas de sus últimos cronistas oficiales, mis amigos Pedro Hernández y María Victoria. Con la última, protagonista de una intervención valiente y emotiva en el documental Después del Volcán, compartí en una mañana de rodaje y café mediante, la tristeza de una población poco acostumbrada al desanimo y coincidimos en el análisis puntual de uno de los peores efectos del suceso. También reflejaron esa percepción mi tocayo, condiscípulo y colega Luis León Barreto que dejó gotas de nostalgia, y esperanza en una hermosa crónica en El Volcán, una enciclopedia libre que, gracias al Colegio Notarial, guardará la memoria escrita de los peores días de La Palma; y Juan Manuel Bethencourt, director........
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