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Coca, narcotráfico y diplomacia, el rol que el MAS desarticuló

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22.12.2025

Bolivia atraviesa uno de esos momentos incómodos en los que la realidad termina imponiéndose a la consigna. Durante años se sostuvo —con insistencia casi litúrgica— que bastaba repetir “coca no es cocaína” o que la hoja de coca es “sagrada” para justificar una política permisiva, indulgente y crecientemente desconectada de los hechos. Hoy, ese relato se desmorona bajo el peso de cifras que ya no admiten relativizaciones ni atajos retóricos.

Los cultivos de hoja de coca han alcanzado niveles alarmantes. Según el último informe de la UNODC, correspondiente a 2024, Bolivia registra aproximadamente 34.000 hectáreas cultivadas, un incremento del 10% respecto al año anterior. Pero ese dato ya nace viejo. Con el ritmo de expansión observado, 2025 podría cerrar cómodamente en las 40.000 hectáreas, incluso aceptando —con generosidad— la veracidad de fuentes estatales que durante años operaron bajo un enfoque complaciente.

Más grave aún; los parámetros técnicos para estimar el rendimiento de la hoja de coca y su conversión en cocaína están obsoletos. La propia UNODC reconoce que los últimos estudios robustos datan de 2009. Es decir, Bolivia combate hoy el narcotráfico con instrumentos técnicos diseñados hace más de quince años, mientras las organizaciones criminales han perfeccionado sus métodos, reducido costos y multiplicado su capacidad de transformación.

El propio Viceministerio de Defensa Social ha admitido que la relación........

© El Deber