La izquierda siempre se presenta como la voz de los pobres, la defensora de los vulnerables y la garante de la justicia social. Sus discursos, cargados de indignación moral y promesas de redistribución, han calado profundamente en la sociedad. Sin embargo, un análisis más detenido revela una verdad incómoda: la izquierda no ha defendido —ni defiende— a los pobres. Su objetivo real nunca ha sido mejorar la vida de quienes más necesitan oportunidades; ha sido consolidar poder, prestigio y control mediante la narrativa de la victimización.

El economista estadounidense Thomas Sowell describe a la élite intelectual de la izquierda como “los ungidos”: individuos que se sienten moralmente superiores, con la autoridad implícita de guiar la vida de los demás. Su crítica hacia el capitalismo y las instituciones que realmente producen bienestar........

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