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La imposible centralidad de Junts con Puigdemont al frente

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29.10.2024

Domingo por la mañana, Santa Úrsula. Festividad en Valls (Tarragona), kilómetro cero de la afición castellera en Cataluña. Entre los integrantes de la Colla Vella dels Xiquets de Valls destaca Albert Batet, presidente del grupo parlamentario de Junts en el Parlament. El congreso de su partido en Calella todavía está en marcha. Pero Batet no ha querido perderse la oportunidad de vestir la camisa de su colla en el derbi casteller de su ciudad. Tan plácido ha sido el cónclave de Junts que uno de sus militantes más insignes, satisfecho, se salta las últimas horas de la cita congresual para dedicarse a su afición más patriótica: levantar torres humanas en la Plaça del Blat. Batet seguirá siendo presidente del grupo parlamentario. No es poca cosa, teniendo en cuenta las voces que apuntaban a su sustitución una vez celebrado el Congreso.

El fin de semana no fue placentero sólo para Batet, sino para Junts en general. Una balsa de aceite, como sucede siempre que los perdedores llegan ya muertos a un Congreso. “Un éxito total. Un entierro perfecto de Laura Borràs y sus peones. Por fin volvemos a ser un partido”, decía un destacado dirigente de Junts a modo de resumen de la cita en Calella el sábado por la tarde.

Así es en cierto modo. Junts se ha purgado de los exponentes de la “nueva política” que habían colonizado sus estructuras desde su nacimiento, cuando Puigdemont quiso que se asemejara más a un movimiento que a una formación política. Ahora el líder se encomienda definitivamente al modo de funcionar más clásico y ortodoxo: primero el partido, después el partido y finalmente el partido.

La narrativa oficial en lo organizativo dice que Puigdemont ha recuperado la presidencia y que su fiel escudero, Jordi Turull, renueva en la secretaría general, pero esta vez ejerciendo sin los equilibrios en la ejecutiva a los que estaba obligado por su guerra con Laura Borràs y sus adláteres. Todo esto es cierto, pero no del todo. En realidad, estas cosas eran así desde hace mucho antes del Congreso. La reunión de Calella sólo ha formalizado lo que ya era una realidad desde hace bastante tiempo.

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El discurso oficial promocionado por el partido también dice que Junts ha aterrizado definitivamente en el espacio del centroderecha desde el punto de vista programático. Esto también es relativo. Hace dos años ya se forjó la estructura de este paraguas ideológico en un cónclave programático. Ahora se vuelve sobre esas ideas para acentuarlas de nuevo. Pero tampoco esto es en sí mismo una novedad. Sí lo es que para no abandonar a los votantes y militantes izquierdistas que confían en Junts por considerar que es el único partido independentista que sigue creyendo en el valor del referéndum de octubre de 2017, se cuente con la ayuda de un blanqueador en forma de corriente de izquierdas autorizada que liderará intelectualmente el historiador Agustí Colomines.

La verdadera novedad del Congreso está en lo que no hemos escuchado en las declaraciones formales. Y no es otra que la........

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